"Vengo a discutir el título", había avisado en los días previos a
la competencia y con esa convicción salió al tatami en el centro
Excel, donde fue eliminando a sus rivales, una tras otra: a la
mongola Bundmaa Munkhbaatar, segunda del ranking del orbe, por ippon;
a Marie Muller, de Luxemburgo, por wazari; y también por este último
veredicto a la belga Ilse Heylen, bronce de Atenas 2004.
Mientras, la veterana An de 32 años también se presentaba
intratable, dejando en el camino a la japonesa bicampeona del mundo
Misato Nakamura, y a la francesa Priscilla Gneto y la italiana
Rosalba Forciniti, a la postre ganadoras del bronce. Hasta la final¼
donde ambas submonarcas se vieron las caras y libraron un tenso
duelo cuerpo a cuerpo, que solo se definió en la Regla de Oro
(tiempo extra) cuando la asiática sorprendió a la cubana con un
barrido de pierna.
De ese modo, Bermoy volvió a quedarse en plata y lamentó no
alcanzar el título que desde hace cuatro años anhela. "Me había
preparado para eso, yo tenía para más. Pero la coreana se presentó
durísima. Muy difícil. Quería ganarle por estrategia, porque nunca
la he tirado. La vez que competí con ella este año en Alemania (en
el Grand Prix de Dusseldorf) le gané por dos shido y pienso que
tenía que dar un poquito más. No debí descuidarme", aseguró nada más
acabar el combate.
Aunque igual reconoció sentirse orgullosa de ser la primera
medallista de Cuba y alcanzar otra presea en estos Juegos: "Porque
es un reto que me impuse y al final lo conseguí".
De ahí que esta vez no se mostró llorosa en el podio, sino
sonriente. Prueba indiscutible de que ha madurado como atleta, de
que sabe que en el deporte de elite se gana y se pierde, y que
conquistar una medalla olímpica, aun si no es el oro, resulta
siempre algo formidable. Un mérito tremendo, que ahora mismo
disfruta toda Cuba. Gracias a ella.
Por lo demás, este domingo el georgiano Lasha Shavdatuashvili se
coronó, entre los hombres, sobre el húngaro Miklos Ungvari en la
división de los 66 kg. En tanto, la experimentada Yurisleidys
Lupetey comparecerá hoy en los 57 ante la griega Ioulietta
Boukouvala por las muchachas del entrenador Ronaldo Veitía en un
torneo, donde curiosamente Japón —la gran potencia del judo— no ha
ganado todavía ningún título.