Junto al combate contra la injusticia y la desigualdad social, la
ignorancia, la violencia, los males y vicios de la sociedad
capitalista que llevaba a prisión a los humildes, mientras que los
corruptos y malversadores disfrutaban del poder y se repartían el
país, hubo que destruir el régimen carcelario heredado y sustituirlo
por un sistema penitenciario profundamente humano, sustentado en el
respeto y el control riguroso de la aplicación de leyes, reglamentos
y políticas que se inspiran en la máxima de reeducar y rehabilitar a
cada persona recluida para su reinserción social.
Se desactivaron las viejas prisiones que carecían de condiciones
para la vida humana y se construyeron nuevas instalaciones en
condiciones cerradas y abiertas que incorporaron conceptos
humanistas, respetando las normas y principios desarrollados por la
ciencia penal internacional y las mejores prácticas de tratamiento a
reclusos.
Se perfeccionó la legislación penitenciaria y su base
reglamentaria, teniendo en cuenta los preceptos de las "Reglas
Mínimas Internacionales para el Tratamiento a los Reclusos",
aprobadas en el Primer Congreso sobre la Prevención del Delito y el
Tratamiento al Delincuente, celebrado en 1955, en Ginebra, Suiza.
Las sucesivas actualizaciones internacionales a esas normas han sido
asimiladas y aplicadas al sistema cubano.
En el perfeccionamiento del sistema penitenciario y en
correspondencia con las transformaciones desarrolladas en el campo
educacional a nivel nacional, se ha instrumentado un conjunto de
programas, proyectos y acciones que posibilita alcanzar con los
internos en prisión mayores niveles de desarrollo educativo, y con
ello resultados aún más efectivos en su rehabilitación y ulterior
reinserción social.
Los programas educativos han tenido un impacto positivo en el
mejoramiento de las relaciones y la comunicación entre los internos
y los funcionarios, al posibilitar un mayor acercamiento de los
sancionados a las personas que los custodian y rehabilitan, y a la
sociedad y viceversa. De igual modo, han creado un ambiente de
superación y mejoramiento humano en las prisiones.
En la actualidad 27 095 internos reciben instrucción escolar en
todos los niveles de enseñanza y 24 531 están integrados a programas
de capacitación de oficios a pie de obra o en cursos especializados.
Asimismo, desde el 2009 se evidencia una evolución de las
iniciativas y programas que se realizan en los centros
penitenciarios para elevar el nivel cultural de los internos y
dignificar al ser humano.
Entre los novedosos proyectos desarrollados se encuentran: "De la
punta al cabo¼ y la Isla también" organizado por el Consejo Nacional
de las Artes Plásticas y el ICAIC, que incluye llevar a los centros
penitenciarios exposiciones de artes plásticas y fotografías;
actividades con artistas, organizaciones de la sociedad civil y el
Ministerio de Cultura para programar visitas de prestigiosas figuras
del quehacer cultural a las prisiones.
La iniciativa "Expedición cultural por el mejoramiento humano",
organizada por el cantautor Silvio Rodríguez, se desarrolla desde
enero del 2008 y ha incluido conciertos y otras actividades para los
internos, en los que se involucran escritores, trovadores,
cineastas, pintores e instructores de arte.
Con el apoyo del INDER, se desarrolla la práctica masiva del
deporte en la población penal, que incluye olimpiadas nacionales y
regionales. Asimismo, se priorizan programas especiales de atención
diferenciada a la mujer y los jóvenes como, por ejemplo, el
denominado "Educa a tu Hijo" para garantizar la vinculación de los
sancionados con sus familias.
A todo lo anterior se suma un fuerte programa de atención
integral de salud en correspondencia con el desarrollado en el país.
Otro de los principios fundamentales del sistema cubano ha sido
la incorporación voluntaria al trabajo socialmente útil y
remunerado, y a la Seguridad Social. Hoy están incorporados al
trabajo 23 113 reclusos que reciben su salario, según las tarifas
establecidas en el país para el resto de los trabajadores.
Pese a las dificultades económicas que el país ha tenido que
afrontar, no se ha justificado nunca la negación de la justicia, ni
se ha invocado la amenaza de tipo alguno para desnaturalizar o
desconocer los derechos fundamentales de las personas privadas de
libertad.
Cuba es un país subdesarrollado y a la vez sometido a un brutal
bloqueo por parte de Estados Unidos desde hace más de cincuenta
años, por lo que las reformas y mejoras al sistema carcelario se han
impulsado en el contexto de los limitados recursos disponibles.
Ello, unido a la continua crisis económica y financiera mundial,
crea serios obstáculos y desafíos para nuestro desempeño. No
obstante, se han llevado a cabo proyectos de reparación y
acondicionamiento de los centros penitenciarios para mejorar las
condiciones de vida de los 57 337 internos (31 494 en condiciones
cerradas y 25 843 en instalaciones abiertas).
Desde el año 2007 comenzó un proceso inversionista en virtud de
la aprobación del Plan Director de Inversiones para el Sistema
Penitenciario que abarca hasta el año 2017, el cual ha permitido
asumir, de forma paulatina, la restauración de la infraestructura
penitenciaria y mejorar así las condiciones de vida en las
capacidades afectadas.
En diciembre del pasado año, en un gesto humanitario y soberano,
y en estricto apego a las leyes del país, se concedió el indulto a
más de 2 900 sancionados. Entre estos estaban mujeres, enfermos,
personas con más de 60 años de edad y también jóvenes que han
elevado su nivel cultural y las posibilidades de reinserción social.
Esta cifra forma parte de las 10 129 personas que en los últimos
seis meses han egresado de prisión por distintos beneficios.
De manera sistemática y en cifras anuales superiores a las
comprendidas en el indulto ya citado, el Tribunal Supremo Popular,
la Fiscalía General de la República y los órganos especializados del
Ministerio del Interior, según las regulaciones legales vigentes,
evalúan y disponen la excarcelación anticipada de sancionados,
atendiendo a su comportamiento, las características de los hechos
cometidos y las condiciones familiares y de salud.
La legislación vigente en Cuba y consecuentemente la que rige en
su sistema penitenciario, contiene las garantías fundamentales
universalmente aceptadas que protegen los derechos de todas las
personas. El respeto a la dignidad plena del hombre y el
mejoramiento humano, constituyen no solo la esencia de la voluntad
política del gobierno cubano, sino una realidad inocultable de la
Revolución.