La
obesidad humana es, en la mayor parte de los casos, fruto de las
diversas interacciones entre factores genéticos, metabólicos y
ambientales, afirma la doctora Santa Jiménez Acosta, especialista de
segundo grado en Nutrición, Profesora Titular y Consultante del
Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos, adscrito al
Ministerio de Salud Pública.
Indica que si uno de los padres es obeso, el riesgo de ser gordo
en la edad adulta se triplica, y si ambos lo son se incrementa en
más de diez veces. Sin embargo, los miembros de las familias no solo
comparten sus genes sino también la dieta, hábitos y estilos de
vida. Quizás por ello se diga que en las familias obesas hasta las
mascotas lo son. De ahí que separar los factores genéticos de los
del estilo de vida es bastante difícil a la luz de los conocimientos
actuales.
Como la obesidad se caracteriza frecuentemente por complicaciones
metabólicas que dañan la salud, y atendiendo a que a nivel global
existen más de mil millones de adultos con sobrepeso, de los cuales
al menos 300 millones son obesos, en 1998 fue considerada por la OMS
como epidemia mundial. No obstante, es una enfermedad cuyo
desarrollo no es inevitable y es grandemente prevenible a través de
cambios en los estilos de vida.
"Hay pruebas evidentes de que la obesidad es hoy uno de los
riesgos más importantes para la salud mundial", asegura la doctora
Jiménez, Investigadora Titular y De Mérito.
La obesidad, por definición, implica un exceso de grasa corporal,
relacionado con la aparición de diversas enfermedades, trastornos y
padecimientos. Acorta la esperanza de vida, predispone a la diabetes
mellitus, a la hipertensión arterial, enfermedades cerebrovasculares,
aumenta el riesgo de las cardiovasculares, favorece la aparición de
determinados tipos de cáncer, la litiasis vesicular, provoca
desarreglos del sueño y dificultades respiratorias sobre todo en los
casos severos.
Cuba no escapa a este problema emergente de la salud pública
mundial, reconoce la entrevistada. La información disponible indica
que la prevalencia de sobrepeso y obesidad en Cuba es similar a la
mayoría de los países desarrollados. El porcentaje de la población
adulta considerada como obesa es el 15,05 %, mientras que el
sobrepeso se presenta en el 29,7 %.
En total el 44,8 % de los adultos en nuestro país tienen algún
grado de sobrepeso u obesidad, y en las mujeres estas cifras son aún
más elevadas.
Estos datos sugieren que el sobrepeso y la obesidad constituyen
un problema de salud pública en nuestro medio, y si en una primera
etapa es difícil lograr su disminución, la investigadora plantea que
se debe al menos frenar la tendencia ascendente. La infancia y
adolescencia brindan las mayores potencialidades para lograr estos
cambios favorables.
¿Cómo ganar en percepción de riesgo en torno a los peligros que
subyacen en la obesidad? La pregunta no resulta fácil de responder
por los múltiples factores que influyen en este real problema
sanitario.
"Intentar, desde el diálogo y la comunicación, que las personas
comprendan que la obesidad no es expresión de salud. Es una
enfermedad que no consiste solo en el aumento de peso, sino que
entraña serios riesgo a la salud humana", valora la doctora Jiménez.