¿Nacemos o nos hacemos obesos?

Un 45 % de los adultos en Cuba tienen algún grado de sobrepeso u obesidad

JOSÉ A. DE LA OSA
delaosa@granma.cip.cu

La obesidad humana es, en la mayor parte de los casos, fruto de las diversas interacciones entre factores genéticos, metabólicos y ambientales, afirma la doctora Santa Jiménez Acosta, especialista de segundo grado en Nutrición, Profesora Titular y Consultante del Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos, adscrito al Ministerio de Salud Pública.

Indica que si uno de los padres es obeso, el riesgo de ser gordo en la edad adulta se triplica, y si ambos lo son se incrementa en más de diez veces. Sin embargo, los miembros de las familias no solo comparten sus genes sino también la dieta, hábitos y estilos de vida. Quizás por ello se diga que en las familias obesas hasta las mascotas lo son. De ahí que separar los factores genéticos de los del estilo de vida es bastante difícil a la luz de los conocimientos actuales.

Como la obesidad se caracteriza frecuentemente por complicaciones metabólicas que dañan la salud, y atendiendo a que a nivel global existen más de mil millones de adultos con sobrepeso, de los cuales al menos 300 millones son obesos, en 1998 fue considerada por la OMS como epidemia mundial. No obstante, es una enfermedad cuyo desarrollo no es inevitable y es grandemente prevenible a través de cambios en los estilos de vida.

"Hay pruebas evidentes de que la obesidad es hoy uno de los riesgos más importantes para la salud mundial", asegura la doctora Jiménez, Investigadora Titular y De Mérito.

La obesidad, por definición, implica un exceso de grasa corporal, relacionado con la aparición de diversas enfermedades, trastornos y padecimientos. Acorta la esperanza de vida, predispone a la diabetes mellitus, a la hipertensión arterial, enfermedades cerebrovasculares, aumenta el riesgo de las cardiovasculares, favorece la aparición de determinados tipos de cáncer, la litiasis vesicular, provoca desarreglos del sueño y dificultades respiratorias sobre todo en los casos severos.

Cuba no escapa a este problema emergente de la salud pública mundial, reconoce la entrevistada. La información disponible indica que la prevalencia de sobrepeso y obesidad en Cuba es similar a la mayoría de los países desarrollados. El porcentaje de la población adulta considerada como obesa es el 15,05 %, mientras que el sobrepeso se presenta en el 29,7 %.

En total el 44,8 % de los adultos en nuestro país tienen algún grado de sobrepeso u obesidad, y en las mujeres estas cifras son aún más elevadas.

Estos datos sugieren que el sobrepeso y la obesidad constituyen un problema de salud pública en nuestro medio, y si en una primera etapa es difícil lograr su disminución, la investigadora plantea que se debe al menos frenar la tendencia ascendente. La infancia y adolescencia brindan las mayores potencialidades para lograr estos cambios favorables.

¿Cómo ganar en percepción de riesgo en torno a los peligros que subyacen en la obesidad? La pregunta no resulta fácil de responder por los múltiples factores que influyen en este real problema sanitario.

"Intentar, desde el diálogo y la comunicación, que las personas comprendan que la obesidad no es expresión de salud. Es una enfermedad que no consiste solo en el aumento de peso, sino que entraña serios riesgo a la salud humana", valora la doctora Jiménez.

 

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