Con un área aproximada de 5,2 kilómetros cuadrados, y una
profundidad media de nueve metros, la rada capitalina llegó a
convertirse a finales de la década de los ochenta del pasado siglo
en una de las más contaminadas de la región del Caribe e, incluso,
del mundo.
Tal deterioro obedeció, sobre todo, al efecto combinado del
crecimiento de los núcleos poblacionales y de la actividad
industrial y de servicios desarrollada en sus alrededores, el
tránsito de incontables barcos, y el colapso de un obsoleto sistema
de alcantarillado, construido entre los años 1913-1915, cuya
capacidad está muy por debajo de las necesidades actuales.
La creación en 1998 del Grupo de Trabajo Estatal para el
Saneamiento y Conservación de la Bahía de la Habana (GTE-BH) marcó
un hito en los esfuerzos del Estado cubano por detener la
degradación y comenzar su gradual rescate, incluida la totalidad de
su cuenca hidrográfica y la zona costera aledaña.
Según precisó, se registra un aumento de los niveles de oxígeno
disuelto en agua (principal indicador de la recuperación), y la
reaparición de las aves y peces son signos evidentes de esa
paulatina mejoría.
Pero el saneamiento de la bahía aún enfrenta considerables
dificultades. Así en el 2011 ascendían a 103 las fuentes
contaminadoras que todavía aportan desechos al estuario.
Aparecen en la relación la refinería de petróleo Ñico López, la
central termoeléctrica Otto Parellada, el Grupo Electrógeno de Regla
(carece del sistema para tratar el combustible residual), la Planta
de Hormigón Machaco Ameijeiras, Suchel Proquimia, Empacadora El Ebro,
y la Refinería de Aceite Alberto Álvarez, que hoy incumple con las
condicionales por las que le fue otorgada la licencia ambiental en
1999.
En las visitas de control efectuadas durante el pasado año por el
GTE-BH para verificar y evaluar el cumplimiento de los planes de
medidas de las empresas contaminantes, dirigidos a disminuir de
forma paulatina esa condición, fue identificado un conjunto de
deficiencias, como son el no incluir dentro de ellos objetivos
cuantificables, indicadores de medición y los posibles costos de las
inversiones a ejecutar.
Asimismo hay inestabilidad en la permanencia de los directivos y
coordinadores ambientales, mal manejo de residuales sólidos,
deficiente funcionamiento de los sistemas de tratamiento existentes,
y bajo nivel de introducción de prácticas de Producción Más Limpia.
Los mayores volúmenes de residuales líquidos y sólidos de origen
doméstico e industrial son aportados a través de los ríos Luyanó
(representa el 45 % de la carga contaminante), y Martín Pérez, a los
cuales se suman los tributados por varios drenajes pluviales,
fundamentalmente los de Agua Dulce, Matadero y San Nicolás.
Por eso, señala Armando Choy, las principales obras en ejecución
para mejorar la higiene ambiental de la bahía contemplan la planta
de tratamiento de las aguas del río Luyanó, que debe terminarse en
el 2013 y será capaz de depurar un metro cúbico de agua por segundo,
y el DREN AGUA DULCE, cuya función será evitar el desagüe de
significativas cantidades de desechos a la ensenada de Atarés.
Mediante la colaboración de agencias especializadas, organismos
internacionales, y entidades gubernamentales de varios países,
también se acometerán varias plantas para sanear aguas en diferentes
barrios asentados en la cuenca hidrográfica de la bahía, la cual
abarca diez municipios capitalinos con una población aproximada de
más de 900 mil habitantes.
En opinión del presidente del GTE-BH, las dificultades referidas
al irregular servicio de los equipos especializados en la recogida
de sólidos flotantes durante los últimos tres años incide en los
esfuerzos por avanzar más en el saneamiento de la rada, al igual que
el haberse detenido la extracción de embarcaciones hundidas o
semihundidas, y los pilotes, al no contar con grúas especializadas
para esa labor.
Aunque disminuyó la presencia de hidrocarburos, metales pesados,
y mejoró el aspecto paisajístico del acuatorio, el estado
hidroquímico del agua continúa en el rango de malo. De acuerdo con
lo expresado por varios especialistas del GTE-BH, será una quimera
aspirar a la completa descontaminación de la bahía antes de que se
rehabilite y aumente la capacidad del alcantarillado central de la
ciudad.
Mientras llegue ese momento, el gradual rescate ambiental de la
rada y su cuenca hidrográfica debe continuar sin retrocesos. Nada
debe empañar esa compleja labor.
El Parque Temático
Ecológico Río Hondo ocupará alrededor de 236 hectáreas
situadas entre los municipios de San Miguel del Padrón y
Arroyo Naranjo, justo donde nace el río Luyanó, principal
tributario de la carga contaminante que llega a la bahía.
Según explicó su directora, la Máster en Ciencias Silvia
Vilma García Fernández, además de contribuir al saneamiento
de la rada habanera, por sus bellezas paisajísticas y los
proyectos previstos para el manejo integrado de los recursos
agua, suelo, forestal y empleo de energías renovables, el
lugar debe convertirse en un sitio ideal para la recreación
y fomento de una cultura de respeto a la naturaleza. |