A
Lucy Provedo le sobran arrestos y aplicación para multiplicar su
arte en diversos escenarios y compromiso con la obra que considera
fundamental para ilustrar el espíritu de la nación en diálogo con el
mundo.
"Cada vez tengo más convicciones para decir que la canción cubana
de concierto es una fuente inagotable", afirma la cantante,
calificada con toda razón como una de las voces imprescindibles del
panorama lírico insular.
Ha sentado base en la Casa del ALBA Cultural (Línea y D, Vedado),
donde una vez al mes canta y anima a otros para que lo hagan y abre
el diapasón al encuentro con expresiones más allá de la música, pero
al mismo tiempo continúa desarrollando su carrera de solista, tal
como lo hizo no hace tanto en el Oratorio San Felipe Neri con un
programa de obras de Mozart y Schubert.
Iniciada en los conservatorios Peyrellade, Alejandro García
Caturla y Amadeo Roldán, egresada del Instituto Superior de Arte y
con entrenamiento especializado en Milán bajo las órdenes de
Giulietta Simonatto, la soprano no deja de estudiar ni de investigar
cada día.
"De acuerdo con los programas, a veces pudiera tener la impresión
—comentó a Granma— de que el arte lírico musical cubano se
reduce a dos o tres autores y a unas cuantas piezas, y no es así. Lo
mismo sucede con el repertorio universal. Las nuevas generaciones de
cantantes, y sobre todo el público, merecen un conocimiento y
disfrute más amplio de lo que hemos dado en ese campo".
La trayectoria discográfica de Lucy puede servir de ejemplo. En
el 2008 grabó con la EGREM Lucy Provedo canta a Lecuona,
donde no se limitó a asumir algunas de las obras más difundidas del
maestro como Siempre en mi corazón o Siboney, sino
entregó páginas poco frecuentadas, entre ellas, selecciones de las
zarzuelas Julián, el gallo y La voz del sitio.
Antes registró dos álbumes que constituyen obligada referencia en
el tratamiento y rescate del patrimonio lírico musical: Habana
viajera (EGREM, 2005) y La perla: canciones de Cuba, siglos
XVIII y XIX (Colibrí, 2007).
En cada empeño suyo gravita el magisterio de Félix Guerrero: "Lo
recuerdo siempre. Fue mi compañero en la vida y, sin lugar a dudas,
un mentor incomparable. Era un músico integral. Días atrás, en
ocasión del Festival Jazz Plaza 2011, me emocioné al escuchar a
Arturo O’ Farrill hijo hablar de cómo su padre, Chico O’ Farrill,
quien como se sabe ha sido uno de los más importantes autores y
orquestadores del jazz latino, recordó siempre las enseñanzas de
Félix".
De regreso al tema del canto en la conversación, Lucy expuso una
idea: "La canción cubana de concierto necesita de un espacio
sistemático en la televisión. Ya lo tuvo en épocas anteriores. Por
qué no tenerlo ahora".
¿Y un nuevo disco de Lucy?
"Estoy lista. Repertorio no falta".