En la batalla de Sumbe

Ningún compatriota retrocedió siquiera un milímetro

Se estrena hoy película que refleja la épica resistencia de los colaboradores civiles cubanos que defendieron la ciudad angolana en 1984. A partir del 18 de agosto en las principales salas de todo el país.

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

Como una película coral que persigue reflejar la resistencia de los colaboradores civiles cubanos al rechazar la agresión de fuerzas hostiles al legítimo gobierno angolano, el 25 de marzo de 1984, en una ciudad a 300 kilómetros al sur de Luanda, calificó el realizador Eduardo Moya la película Sumbe, una producción del ICAIC, con la colaboración de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, que tendrá su premier esta noche de jueves en la sala Chaplin.

Foto: Alberto BorregoEduardo Moya y Juan Castillo Vázquez.

Entre el sábado 13 y el miércoles 17 el filme ocupará la pantalla de la sede de la Cinemateca de Cuba y a partir del jueves 18 podrá verse en el circuito nacional de estrenos del ICAIC.

"Esta no es mi película —expresó Moya ayer en conferencia de prensa—, sino la de muchos otros. No lo digo por falsa modestia, sino porque a diferencia de mis realizaciones para la televisión, en las cuales partí de ideas que yo mismo desarrollé, aquí, para ser fiel a la verdad, tuvimos que investigar el hecho histórico, y tras confrontar todas las versiones, llegar a la conclusión de que no se puede focalizar un protagonista, pues en Sumbe emergió el heroísmo colectivo. Tampoco desde el punto de vista de la producción se puede hablar de una película de autor, sino de varios autores, desde los protagonistas reales de la historia hasta los que hicieron posible que todo se hiciera en el tiempo prefijado".

Al respecto, el director de producción, Humberto Hernández, acotó que "Sumbe es una película muy compleja; téngase en cuenta la selección de más de cincuenta actores, la búsqueda de locaciones cubanas que pasaran por angolanas, los numerosos ensayos para las escenas de masas, la movilización de centenares de extras, las exigencias de la pirotecnia y la construcción de elementos escenográficos de envergadura, de ahí que cuando Moya la califica como una obra coral, tiene toda la razón, pues hubo que concertar muchísimas voces, entre las cuales, para ser justo, me gustaría citar la del general Enrique Acevedo, designado por las FAR para coordinar tareas de producción".

Foto: ICAICLa construcción de una ciudad escenográfica clasificó entre las más complejas tareas de producción de Sumbe. 

Para el director haber asumido un proyecto de tal naturaleza encaja con sus convicciones políticas y estéticas: "Siempre he pensado que el arte tiene un compromiso con la historia. Y esta es una que no se debe desconocer. La página que escribieron los colaboradores civiles cubanos en Sumbe fue sencillamente extraordinaria. Ellos fueron hasta allí a dar clases, a construir viviendas, a sanar enfermedades y se enfrentaron a una agresión que los colocó en una situación límite de la cual salieron airosos. Fue una prueba más del corazón y de la generosidad de los cubanos. Se puede y se debe hacer cine acerca de nuestras llagas, que las tenemos; en torno a nuestros difíciles y a veces agobiantes problemas sociales, sobre los cuales debatimos en busca de soluciones. Pero también se puede y se debe hacer cine acerca de nuestra épica".

En otro orden, Moya apuntó: "Pienso que la narración del filme se ajusta al tiempo de un reportaje de guerra. Lo más complicado para mí fue tratar de ofrecer cada carácter en dos o tres trazos, para poder ofrecer el panorama más completo posible de lo que sucedió en Sumbe. Eso sí, quien vaya a ver un espectáculo de guerra, que no la vea. Para mí, la guerra no es un espectáculo mediático. Es una tragedia. Mi filosofía es que toda guerra debe ser evitada. Pero que cuando te obligan a librarla, entonces hay que hacer todo para vencer. Y ese fue el espíritu de los que participaron en la gesta angolana".

En la preparación y el rodaje del filme participó Juan Castillo Vázquez, quien poseía los grados de teniente coronel del Ministerio del Interior y asesoraba al mando de la contrainteligencia en la provincia de Kwanza Sur. Era el único militar entre los 176 cubanos de ambos sexos implicados en la gesta de Sumbe: "No se imaginan —declaró— cuán aleccionador fue participar en el proceso de la película. Yo tenía mi percepción de los acontecimientos, pero solo pude comprender la magnitud integral de la batalla tras conversar con hombres y mujeres a quienes no veía hace tiempo. Ahora al ver el filme vienen a mi memoria los compañeros caídos: los maestros Héctor Pineda, Alfredo Guillot y Lázaro Molina; y los constructores Julio Cifuentes Roque, Gabriel Amarán García, Osvaldo Segarra Jaca, Reinaldo Almaguer Silva. Vaya también el recuerdo para los dos miembros de las Tropas de Asalto y Desembarco de las FAR caídos en una embocada cuando perseguían a los atacantes de Sumbe. Tampoco puedo dejar de evocar al médico Tony González, sobreviviente de la batalla, lamentablemente fallecido hace pocos años. Cuando vi a Oscar Bringas interpretando a Tony, quedé sorprendido por el parecido físico y humano. Cuento eso porque da la medida de la fidelidad en la reconstrucción de la historia".

También departió con la prensa el experimentado actor Alden Knight, quien se desempeña en el filme como el jefe de las fuerzas agresoras de la UNITA: "Moya me exigió que construyera el personaje sin matices extremos, por lo que traté de hacerlo verosímil a partir de imaginar cuales eran las razones que animaban a un angolano enemigo del Gobierno de Luanda a intentar ocupar una plaza civil y secuestrar a colaboradores extranjeros. Creo que este tipo de películas son útiles para los cubanos de este siglo. Porque el internacionalismo está en nuestra raíz".

 

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