A las 3:40 p.m. del 9 de agosto de 1961, despegó del aeropuerto
de Rancho Boyeros el avión C-46, matrícula CUT-607 de la línea
Aerovías-Q, que regularmente cubría la ruta Habana-Gerona, con 48
pasajeros, tres tripulantes y dos escoltas a bordo.
Cinco minutos después —según testimonios de la época—, Jesús
Rodríguez Osorio, uno de los custodios, advirtió movimientos
sospechosos entre los pasajeros, e inmediatamente varios de estos se
dirigieron hacia el frente, exigiendo que les abrieran la puerta
para entrar en la cabina.
Ante la negativa comenzaron a disparar y resultaron muertos el
capitán de la nave Luis Álvarez Regato y Silvino Sánchez Almaguer,
el otro custodio. Se trataba de elementos contrarrevolucionarios que
pretendían secuestrar el avión y dirigirlo hacia territorio
norteamericano.
De inmediato el copiloto, teniente Alberto Bayo, asumió el mando
del aparato y luego de varias maniobras logró un aterrizaje forzoso
de la aeronave.
Osorio volvió a advertir que los contrarrevolucionarios habían
salido de la nave y que en el tiroteo perdió la vida uno de los
asaltantes del avión, mientras el resto (4 o 5) lograron escapar.
El hecho cuenta como un pasaje más de la interminable lista de
hechos perpetrados por elementos contrarrevolucionarios que no
fructificó gracias a la serenidad y defensa heroica de la
tripulación.