"Para comprender lo que el futuro depara al pueblo de Grecia,
usted debe imaginar que un intruso llega a su casa, le apunta a la
cabeza con un arma y le exige que le entregue su salario, sus
ahorros, su auto, su televisor y su refrigerador".
Así ve la situación el escritor y periodista estadounidense
Zoltan Zigedy en su sitio web ZZ¢ s
Blog donde, bajo el título Capitalism Mugs Greece. Who is
Next?, explica que el pueblo griego no se benefició para nada
con las orgíacas ganancias de la banca internacional, ni estimuló su
irresponsable conducta y, sin embargo, ahora se le fuerza a pagar el
precio de los daños causantes del colapso del sistema capitalista
mundial.
"Y si la invasión, el robo armado y la extorsión son crímenes,
Grecia es sin dudas la víctima de un crimen. Y la Unión Europea, el
Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional son los
criminales¼ con los líderes y
parlamentarios del PASOK tratando legitimar el crimen".
Alimentado por una fuerte inyección de fondos públicos, el sector
financiero del mundo capitalista desarrollado, que no fue condenado
ni castigado por sus acciones conducentes al desastre que se
pretendía reparar, retornó con fuerza a la especulación y, ahora,
ataca las deudas soberanas de países como Grecia, Irlanda, Portugal
y España, los más vulnerables en Europa, forzándoles a la conversión
de la deuda privada en deuda pública.
Con pocas excepciones, estos países se vieron obligados a
contraer mayores deudas para estimular el crecimiento económico ante
la severa caída de la inversión y la demanda general, a nivel
global. Las economías capitalistas quedaron sin otra opción que no
sea la de seguir hundiéndose.
La fórmula para la recuperación en casos de recesión —que los
economistas capitalistas presentaban como ley universal— partía de
que el déficit y los gastos generadores de deudas promovían el
crecimiento y la inflación que, a su vez, incrementaban los ingresos
impositivos y abarataban la deuda permitiendo que la deuda pública
se redujera con respecto al producto económico.
Hoy, según Zigedy, dos factores han cambiado esta dinámica.
Primero, la dominación casi total de la ideología neoliberal ha ido
conformando en la opinión un gran temor a cualquier grado de deuda
pública.
En segundo lugar, por décadas, los cambios en la economía global
llevaron a una nueva dinámica que manipula y explota la deuda hasta
límites nunca antes vistos. Con muchos de los países capitalistas
ricos trasladando sus industrias manufactureras a áreas de bajos
salarios, las actividades financieras —administración, manipulación
y expansión del capital— asumieron un mayor papel en estas
economías.
Nuevas técnicas, instrumentos e instituciones evolucionaron hacia
la acumulación de valor excedente —ganancias— en manos de unos pocos
comprometidos con el juego financiero.
La combinación de estos dos elementos —uno subjetivo y otro
objetivo— ha situado a Grecia en una espiral de la muerte. Con un
desempleo en acelerado incremento que ya sobrepasa el 16 %, los
impuestos que no se cobran, salarios y beneficios recortados, un
número creciente de familias sin vivienda y con sus servicios
sociales cercenados, los trabajadores griegos encaran un futuro de
grave decadencia.
El pueblo griego conoce poco de los exóticos instrumentos urdidos
en los centros financieros internacionales para generar las masivas
cantidades de capital fantasma que avivan el crecimiento del rapaz
sistema y solo indirectamente están familiarizados con las
arrogantes e irresponsables acciones de gigantescos bancos
internacionales como Bear Stearns, Lehmann Brothers y Goldman Sachs.
Zoltan Zigedy recomienda a sus compatriotas que vean la similitud
que tiene el asalto al pueblo griego con la situación que enfrenta
la ciudadanía en Estados Unidos. "Debía inspirarnos la resistencia
popular en Wisconsin, Ohio y otros estados y reconocer que lo que
tenemos por delante es una lucha difícil, muy difícil, sin dejarnos
seducir en esta lucha por falsos aliados políticos como el partido
demócrata, homólogo en Estados Unidos del PASOK griego".
Es indudable que para la humanidad toda el colapso del sistema
capitalista mundial no será nada fácil, porque nadie duda que hará
todo lo posible por retardar la debacle propia descargando sobre el
resto del mundo, sus aliados inclusive, los perjuicios coyunturales.