Piensa que es un acto de justicia poética que Cinemanía, la
Alianza Francesa y la Cinemateca de Cuba hayan seleccionado el
documental para figurar en el programa del XIV Festival del Cine
Francés en la Isla, aun cuando ya había sido exhibido en el Festival
del Nuevo Cine Latinoamericano donde mereció el premio del Centro
Cultural Pablo de la Torriente.
Pero al realizador lo asesinaron en El Salvador el 2 de
septiembre del 2009. Apareció con el rostro desfigurado por dos
impactos de bala a pocos metros de la camioneta que manejaba por el
terraplén de Soyapango, en las afueras de la capital de la nación
centroamericana.
Pocos meses antes había terminado de montar La vida loca y
daba los primeros pasos para su exhibición internacional. Los mitos
y las realidades de las maras, bandas criminales surgidas en
California y extendidas a los países de origen de sus integrantes
—El Salvador, Honduras, México— quedaban al desnudo, como nunca
antes, en la narración fílmica.
"A medida que pasa el tiempo —confiesa Maillé— estoy cada vez más
convencido de que detrás del asesinato de Christan hay oscuros
intereses políticos. Hubo una investigación y cayeron algunos
pandilleros. Pero no es suficiente. No debe olvidarse que la extrema
derecha desgobernó a El Salvador por mucho tiempo y está latente en
la estructura de esa sociedad. El fenómeno de las maras no es ajeno
a ese sustrato. No son simples bandas de inadaptados juveniles.
Después del documental, Christian siguió indagando, tal vez encontró
alguna conexión y por eso lo mataron. O sencillamente lo eliminaron
como escarmiento para los que se atrevan a tocar puertas
prohibidas".
Esta hipótesis de Maille se refuerza con la observación del
periodista Roberto Valencia, amigo de Poveda. "La vida loca
—escribió— está en sintonía con ese planteamiento que dibuja a los
miembros de pandillas más como víctimas que victimarios. En el
documental los represores son la policía y el ejército. (¼ ) Un
aporte fundamental sobre el fenómeno de las maras que hace el
documental no está en un primer plano de lectura. La pandilla que
retrata va más allá del estereotipo del grupo de jóvenes tatuados
con predisposición al delito y la violencia. Christian logra mostrar
la complejidad del fenómeno".
Emilio Maille es mexicano. Vivió más de 20 años en Francia y
ahora está de vuelta a su país. Hizo carrera como documentalista
—registró desde las corridas taurinas hasta la memoria de Luis
Buñuel en su etapa mexicana— y entre nosotros se apreció un
largometraje de ficción suyo rodado en Colombia, Rosario Tijeras.
Por excepción produjo, junto a Carole Solive, La vida loca.
"Conocí a Christian en París y nos hicimos grandes amigos —cuenta
Maille—. Había nacido en Argelia y descendía de una familia de
republicanos españoles. Durante los ochenta trabajó como reportero
gráfico en la cobertura de los conflictos armados en Centroamérica,
con base en San Salvador. Le llamó la atención cómo después de la
firma de los acuerdos de paz la violencia siguió su curso. Las maras
no respondían a la lucha por alcanzar la justicia social. Christian
estaba obsesionado por el tema. Solicitó mi apoyo en la búsqueda de
recursos para documentar esa realidad y asesorarlo en mi condición
de cineasta. Entre las pandillas hay dos bandos definidos: la
llamada Mara Salvatrucha o número 13 y el Barrio 18. Esta última
accedió a ser filmada; la primera, no, pero admitió que penetrara a
su territorio. Christian se atuvo a las reglas, pero penetró hondo
en las realidades".
Emilio Maillé continúa su compromiso con el cine: "El documental
está dejando de ser la cenicienta de la programación fílmica. No
confundir con los reportajes ni con los materiales estandarizados
que pasan por la televisión. El documental tiene sus propios códigos
capaces de movilizar a los espectadores, emocionar y conmoverlos.
Ahora mismo, sin prisa pero sin descanso, estoy realizando una
película sobre los directores de fotografía, esos seres detrás de la
cámara de los que no se habla. Parto de desmontar y recontextualizar
secuencias filmadas por el gran fotógrafo mexicano Gabriel Figueroa
y de muchas entrevistas. Quisiera que fuera visto como un ensayo
sobre el uso de la luz en el cine".