Aunque
su tono sea pausado, el maestro Frank Fernández desafía
continuamente lo que se da por sentado, no en vano compila en su
currículum más de 650 composiciones, frutos —si se quiere— de las
inquietudes propias de un creador que tiene mucho que decir a través
de la música. Apasionado, atento, amante total de su trabajo y de la
tierra que lo vio nacer, el reconocido intérprete a nivel nacional e
internacional accedió a conversar con Granma sobre los logros
del pasado año y los proyectos que realiza actualmente.
Tres importantes presentaciones en el exterior, la composición de
la música ParAlicia, homenaje por los 90 años de la prima
ballerina assoluta Alicia Alonso, y el concierto que ofreció por la
paz y dedicado a los Cinco héroes antiterroristas cubanos, en la
Basílica Menor de San Francisco de Asís, figuran entre las
principales presentaciones y trabajos que en el 2010 realizó el
pianista de 66 años. La gala de apertura, en el Amadeo Roldán, por
el bicentenario del natalicio de Chopin, el más grande compositor
para piano de todos los tiempos, con motivo por el cual se encuentra
en este momento grabando un fonograma; el Festival Boleros de Oro
junto a Danny Rivera; los conciertos homenaje a la maestra Digna
Guerra, en el Gran Teatro de La Habana y el de la inauguración del
Memorial a Vilma Espín, en Santiago de Cuba; así como la entrega de
los premios Maestro de Juventudes, Félix Varela, y la Medalla por el
cincuenta aniversario de la Sinfónica Nacional (OSN) fueron algunos
de los temas que, ante las preguntas, mencionó como más notables.
En este sentido de relevancia, el compositor y también
orquestador habló además de los conciertos que ofreció junto a la
Orquesta Sinfónica Juvenil Simón Bolívar, de Venezuela dirigida por
el joven Christian Vásquez, y en el Conexus Arts Center, de Canadá:
"fueron dos presentaciones extraordinarias. Los músicos venezolanos
tienen un talento increíble, son muchachos de entre 14 y 24 años y
debo decir que me sentí joven tocando al lado de ellos. Hicimos el
Concierto no. 2 para piano y orquesta de Rachmaninov, el
Joropo de Moleiro; La comparsa y la Malagueña,
de Lecuona". Las largas ovaciones recibidas en la Sala Simón
Bolívar, de Caracas, dan fe de la magnitud e importancia de este
concierto, en donde incluso el maestro José Antonio Abreu, uno de
los íconos culturales y musicales de Venezuela, se acercó a saludar
al pianista al escenario.
Mientras, el del Conexus Arts Center, en cuyo programa aparecen
cartas de elogio del Primer Ministro de Canadá y Abel Prieto,
Ministro de Cultura cubano, resultó ser uno de los más
trascendentales de toda su carrera, según explicó más adelante. "A
la sala asistieron alrededor de 2 100 personas y fue impresionante
recibir ese gran aplauso. El concierto, que estuvo dedicado a Doris
Knight y Jacqui Shumiatcher, fue también como abrir una brecha
cultural entre los dos países. Con el arte no se puede aplicar la
misma cortina de silencio que usan los medios de comunicación contra
nuestro país, quienes a veces optan por no hablar de nosotros como
si no existiéramos. No, el arte no se puede excluir, y yo estando
allá sentía —y cada vez que doy un concierto en el exterior lo
siento—que trasladaba el ritmo y la sangre cubana para todos, porque
aunque sea música clásica los cubanos le ponemos un toque distinto a
las cosas, así también me lo han afirmado varios críticos y
estudiosos extranjeros".
Más de medio siglo con una brillante carrera como intérprete de
casi todos los géneros de la música, concertista, pedagogo y
promotor cultural tiene en su haber Fernández, quien no solo domina
el enorme caudal de la música popular y latinoamericana; la
tradición pianística cubana —apropiación debida en parte a su otrora
profesora Margot Rojas—; sino que además posee un profundo
conocimiento de la famosa escuela rusa de piano en donde recibió
durante cinco años estudios superiores con el gran pianista y
Profesor Emérito Víctor Merzhánov, en el Conservatorio Chaikovski de
Moscú, culminados con Summa cum laude.
Esta abarcadora formación y el mantenerse siempre en constante
investigación han nutrido con disímiles elementos de sabiduría la
carrera del maestro que es considerado, por muchos, el creador de la
escuela cubana contemporánea de piano. "La escuela, aunque
incipiente, existe. La tradición cubana comienza con Ignacio
Cervantes en el siglo XIX. No obstante, aquí siempre han existido
grandes pianistas que en su mayoría habían estudiado en Europa y
bebían de esa fuente cultural. Mi inquietud vino porque todos los
laureados internacionales que existíamos no nos habíamos
perfeccionado en Cuba y me propuse preparar a jóvenes que, criados
en el ambiente cultural cubano y sin haber salido, lograran ser
reconocidos en el mundo por su calidad, de ahí aparecen los 27
premios internacionales de mis alumnos.
"De todas formas aún nos queda mucho por hacer. La música para mí
es el producto artístico más masivo y aún más para nosotros los
cubanos que llevamos el ritmo en los genes. Tenemos además la
necesidad de educar porque aunque ninguna música es excluyente, se
está haciendo una música banal, que embrutece y cuando eso sucede te
pueden colonizar la mente.
"Ahora, en el centenario del natalicio de Arsenio Rodríguez,
estamos organizando el primer Concurso Nacional de Interpretación e
Improvisación para vocalistas, treseros y pianistas. Tendrá lugar en
mayo junto al CUBADISCO y el Festival Matamoros, en Santiago de
Cuba. Queremos estimular el talento, en estos momentos tan
difíciles, por eso no tiene límite de edad y si todo sale bien,
aunque contamos con poco presupuesto, pretendemos hacerlo con
carácter anual.
Merecedor del Premio Nacional de la Música, por la obra de toda
la vida, y Doctor Honoris Causa en Arte, Fernández ha recibido
numerosos reconocimientos y honores en varias partes del mundo, sin
embargo afirma que "no son los premios los que importan, a veces los
que se consideran valiosos no son los que denotan calidad. El valor
del premio es el del público, como el que recibí en Costa Rica, el
año pasado, junto al maestro Enrique Pérez Mesa de la OSN donde, por
primera vez, la Sinfónica Juvenil de Centroamérica invitaba a
cubanos a un concierto que, además, dedicamos a recaudar fondos para
la curación de los niños con cáncer".
Inmerso actualmente en la grabación de un disco como productor y
arreglista con la cantante cubana Elaine de Valero, y en varios
conciertos en Cienfuegos, Pogolotti y Atarés, estos últimos juntos a
Silvio Rodríguez, el pianista culmina la conversación rememorando —a
pedido— sus momentos más trascendentales: "Recuerdo especialmente el
primer concierto que toqué con la Sinfónica Nacional cuando tenía 19
años y el concierto que di hace cuatro años con la Orquesta
Sinfónica de Moscú en la Gran Sala del Conservatorio Tchaikovsky, en
el mismo lugar donde estudié y en donde tocó el propio Rachmaninov,
ahí interpreté su Concierto no.2 para piano y orquesta y fue
como bailar en casa del trompo."
Natural de Mayarí, Frank Fernández ha sido catalogado como "un
verdadero monstruo en la interpretación del piano, un ser tocado por
la divinidad, un poeta del teclado", la cultura nacional tiene en su
figura una de esas personas que se entregan con pasión por lo que
creen y comunican, un virtuoso —en definitiva— de fama mundial.