María
Iluminada González Pérez, con su libro de poesía Naufragios,
resultó ganadora del Premio Casa de Teatro de República Dominicana,
dado a conocer recientemente.
La obra poética de esta autora matancera, quien vivió toda su
vida en el municipio de Colón, y desde hace dos años radica en La
Habana, ha sido premiada, sobre todo, internacionalmente, pero su
difusión nacional ha sido escasa.
María Iluminada obtuvo los premios América Bobia, de Ediciones
Vigía, el Castilla-La Mancha, España, 1990, y el Bustarviejo,
también en España, en 1995. Tiene publicados los libros de poesía
Para salvar al cisne (Ediciones Matanzas, 1988) y Discurso en
off (Junta de Publicaciones Castilla-La Mancha, 1992 y Ediciones
Matanzas, 1992). Su poesía aparece compilada en las antologías Yo
te conozco, amor (Editorial José Martí), Poetas en Matanzas
(Editorial Matanzas) y Mujer adentro (Editorial Oriente), y
es autora de los libros para jóvenes, Pirulí (Ediciones
Vigía, cuentos), S.O.S. PAPÁ (Editorial Matanzas, novela) y
La Bruja de escoba vieja (Ediciones Capiro, novela).
Mujer dada a la plática íntima, confiesa que le asustan los
premios porque crean en el lector expectativas que a veces no se
cumplen. Ser bibliotecaria la enfrentó a ese dilema de manera
constante. "Quizás sea ese el origen de mi insatisfacción con todo
lo que escribo, y el temor de publicar; el premio que acabo de
obtener podría significar la luz de un puerto al que quizás nunca
arribe, pero que por ahora es una feliz señal".
El libro Naufragios llegó al Premio Casa de Teatro gracias
a la intervención de amigos que literalmente la "obligaron" a darle
un nuevo aire, otra oportunidad a un proyecto con el cual batallaba
para su publicación en una editorial cubana.
"Comencé a escribir en un círculo literario muy limitado. Aquello
que te censuren cultívalo, porque eso eres tú, ha sido mi oración
diaria, pero las primeras críticas fueron terribles, todavía hoy son
un lastre."
¿Por qué Naufragios?
"La limitación de ser mujer, defendiéndome y a la vez
integrándome a la asfixiante cotidianeidad, a la que he sido
demasiado obediente, hizo que cada uno de esos versos sea un
auténtico naufragio. Gastón Baquero afirmó que todo poema es
autobiográfico. Pienso que cada madero a la deriva es una imagen que
te hizo sangrar en el momento de concebirla, porque el hecho poético
siempre es vivencial."
Según la autora de Naufragios, la maldición (literaria)
municipal y la maldición cronológica la hicieron invisible
totalmente. "Hacerte ver en los años 70 viviendo en un pueblo de
provincia era casi un acto heroico. Excelentes poetas quedaron a la
deriva", recuerda María Iluminada al evocar su trayectoria
literaria.
"En 1990, un jurado integrado por José Hierro, Antonio Gamoneda y
Luis García Montero, le dio premio único a mi libro Discurso en
off. Solo hubo cierta sorpresa de que una mujer perdida en una
biblioteca municipal escribiera esa poesía. La edición matancera, en
plena crisis editorial, a pesar de las magníficas ilustraciones de
José Pérez Olivares, es lamentable. Como afirmo en uno de mis
versos: Llegar tarde al reparto del mundo
"
Sin embargo, la escritora asegura que valió la pena acogerse a la
máxima de Confucio: La paciencia es un árbol de raíces amargas,
pero de frutos muy dulces. "Ya no me preocupa estar al final de
la cola o no estar. Observo cuidadosamente las maneras literarias de
mi época, no las persigo a ciegas, escribir versos es vital para mí
y lo hago con la humilde intención de llegar a un lector sensible".
El Premio Casa de Teatro de República Dominicana contempla los
géneros de novela, cuento y poesía, y en anteriores convocatorias
fueron favorecidos, entre otros autores cubanos: Leonardo Padura,
Arturo Arango y Alberto Garrido, en novela; Edgar Estaco, Gretel
Delgado y Miguel Terry Valdespino, en teatro, y Jorge Luis Arcos y
Luis Manuel Pérez Boitel en poesía.