Katrina
Browne tenía todo listo para viajar a Cuba esta semana. Quería
sumarse a la presentación de la III Muestra Itinerante de Cine del
Caribe y compartir nuevamente con el público habanero la proyección
de su documental Traces of the Trade.
Cuando fue a recoger su licencia en la OFAC, dependencia del
Departamento del Tesoro encargado de ejercer el control sobre el
bloqueo que las autoridades norteamericanas han impuesto a Cuba
desde hace más de medio siglo, le informaron que no contaba con
ella, que debía formular una nueva solicitud y esperar unos 45 días
para ver si se la concedían.
"No saben qué decepción sentimos cuando se nos dijo que no
podíamos ir", comentó la cineasta. "Esperamos con ilusión la próxima
oportunidad de viajar a Cuba con Traces of the trade, para
reencontrarnos y hablar sobre una posible transmisión de Traces¼
por la Televisión Cubana".
Browne, quien sumó a la realización de la película a Alla Kovgan
y Jude Ray, es descendiente directa de Mark Anthony DeWolf,
iniciador de la trata de esclavos africanos en las Trece Colonias.
El filme salda una cuenta pendiente en la identidad de la
cineasta, al descubrir que entre 1769 y 1820 la familia DeWolf
traficó esclavos para ser explotados en Nueva Inglaterra.
Esos comerciantes negreros zarpaban de Bristol hacia las costas
de África Occidental, capturaban hombres, mujeres y niños que
trasladaban hacinados en las bodegas de los barcos hasta Cuba y aquí
los remataban para surtir de mano de obra a los terratenientes y
dueños de destilerías de las colonias del norte, quienes recibían
las "piezas" en Rhode Island.
El documental sigue a Katrina y sus más cercanos parientes en la
actualidad por los escenarios de la trata que hizo a la familia
DeWolf una de las más acaudaladas de Estados Unidos.
En marzo pasado, Katrina y nueve de sus primos proyectaron el
filme, titulado en español Tras las huellas de mis ancestros: la
historia oculta de Nueva Inglaterra, en la Casa de África, de La
Habana, con motivo del viaje de la goleta Amistad, réplica de la
embarcación donde 53 esclavos protagonizaron en 1839 un histórico
motín por su libertad.
Al explicar los motivos que la llevaron a la realización de
Traces¼ , la Browne explicó: "Es
natural que sienta una carga. Cierto que yo no fui la autora de
aquellos negocios, ni heredé directamente el dinero de la trata,
pero gané mucho por mi origen: bienestar material, acceso a la
educación, plenos derechos.
"He querido mostrar que la esclavitud no era solo un fenómeno del
Sur de los Estados Unidos, sino también una entidad del Norte. Los
norteños, incluso las llamadas clases medias, fueron dueños de
esclavos durante dos siglos, y no solo intervinieron en el comercio
de esclavos sino que fundamentaron la industrialización sobre la
base de la esclavitud. Todos, desde los ricos hasta los
trabajadores, se involucraron en una economía esclavista, incluidos
los simples consumidores".