El amor en los tiempos del átomo

Estreno nacional del corto animado Nikita Chama Boom, de Juan Padrón, y el largometraje de ficción Lisanka, de Daniel Díaz Torres, el próximo 15 de julio

Pedro de la Hoz
pedro.hg@granma.cip.cu

El estreno comercial del más reciente filme del realizador Daniel Díaz Torres, Lisanka, una coproducción del ICAIC y los Estudios Mosfilm, tendrá lugar el próximo 15 de julio en todas las capitales de provincia y en el circuito habanero del Yara, Payret, Acapulco, Multicine Infanta (sala 2), Lido, Alameda, Ambassador y Regla, como parte de un programa que se completa con el cortometraje de animación Nikita Chama Boom, del popular historietista Juan Padrón.

Daniel Díaz Torres durante el rodaje de Lisanka.

La película de ficción, a la que aportó también la casa venezolana Nativa Producciones y el Programa Ibermedia, gira en torno a la pasión desatada por Lisanka, una joven y bella tractorista, en tres hombres: dos cubanos ideológicamente enfrentados y un romántico soldado ruso que llega a la isla durante el despliegue de misiles soviéticos en 1962 que debían defender a la Revolución de una agresión norteamericana.

Esa coyuntura histórica, en la que el mundo estuvo a punto de una conflagración nuclear, se halla en el centro del argumento del filme de Padrón, que en apenas siete minutos resume, con criollísimo humor, el coraje y el optimismo con que cubanas y cubanos afrontaron la crisis.

Entre los protagonistas de la cinta de Díaz Torres figura la debutante Miriel Cejas, quien acaba de merecer el premio a la Mejor Actuación Femenina en el Festival Iberoamericano de Ceará, efectuado la pasada semana en Fortaleza, Brasil.

La acompañan en el reparto el ruso Kiril Zolygin y los cubanos Carlos Enrique Almirante, Rafael Ernesto Hernández, Enrique Molina, Jorge Alí, Raúl Pomares, Blanca Rosa Blanco y Osvaldo Doimeadiós. Entre las novedades se inscribe la banda sonora del trovador Kelvis Ochoa.

El argumento tuvo como punto de partida el cuento En el kilómetro 36, del escritor caimitense Francisco García González, autor de los volúmenes de narraciones Juegos permitidos y ¿Qué quieren las mujeres?

Díaz Torres se inició como realizador con el documental Libertad para Luis Corvalán, en el que hizo un alegato en favor del dirigente comunista chileno por entonces confinado por el régimen fascista que derrocó al gobierno de la Unidad Popular.

Con el oficio fraguado en la escuela del Noticiero ICAIC Latinoamericano, se estrenó en el campo de la ficción con Jíbaro (1984), al que siguieron Otra mujer (1986), Alicia en el pueblo de Maravillas (1990), Quiéreme y verás (1995), Kleines Tropicana (1997), Hacerse el sueco (2000) y Camino al Edén (2007).

"Quise contar una pequeña historia dentro de la gran historia, la de los conflictos de un pueblo pequeño y su vida cotidiana, en el que todos se conocen", confesó Díaz Torres al presentar ayer la película a la prensa.

Precisó que se vale de "una tierna ironía" en la narración, "tratando de reflejar personajes auténticos en sus comportamientos y reacciones".

Al intervenir Padrón en la rueda de prensa, situó los límites de su ambición —"esto es solo un muñe"— y el origen del guión: "Un día leí que a mediados de 1963 se había producido un alza de la tasa de nacimientos en Cuba y me puse a pensar que tuvieron que ser concebidos entre octubre y noviembre de 1962, cuando la crisis de los cohetes. Y me dije: caramba, ante el peligro de que se acabara el mundo de un día para otro, floreció el amor".

Sobre la realización, el creador de Elpidio Valdés acotó: "Como cada vez tengo menos energías para dibujar, me auxilié de dos jóvenes muy talentosos, Ernesto Piña y Wilbert Noguel. Y miren si me he embullado, que le vamos a meter mano a Los vampiros lácteos, el primer trabajo que quise y no pude hacer entonces en el ICAIC".

 

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