Beatriz
Valdés no ha dejado de ser esa joven llena de ilusiones que un día
conquistó para siempre al público cubano. La "Bella del Alhambra",
más bien, ha sabido mantener y renovar ese espíritu juvenil que la
impulsó a descifrar los enigmas de la actuación hace ya más de dos
décadas, cuando dio el salto hacia la popularidad con su papel
protagónico en el célebre musical de Enrique Pineda Barnet. Eso sí,
el paso del tiempo le ha permitido consolidar su arsenal de recursos
artísticos y desarrollar una versátil carrera profesional.
La actriz cubana, que reside en la actualidad en la República
Bolivariana de Venezuela, se dejó ver recientemente en La Habana,
donde participó en la proyección del filme Manuela Sáenz,
Libertadora del Libertador, con el que ganó en su día el Premio
Gran Águila de Venezuela como Mejor Actriz de Cine.
"Es una película muy querida en Venezuela y muchos la piden.
Trata de ser fiel a la historia original y describir hasta el más
mínimo detalle del personaje principal. Para rodarla recorrimos
Venezuela, y gracias al registro de esa multiplicidad de lugares y
paisajes pudimos filmarla sin salir del país. Dondequiera que la
presentamos fue recibida muy amorosamente. Vivimos una experiencia
tremenda en Ecuador, Perú, México, Colombia¼
Es, en efecto, una película hecha con el corazón", afirmó a
Granma la actriz de conocidas cintas como Los pájaros
tirándole a la escopeta (1984), Lejanía (1985) y
Perfecto amor equivocado (2003).
"Este filme —agregó— fue fundamental en mi carrera. Yo estaba
trabajando en un país que no era el mío y me entero que voy a
hacerlo 15 días antes. Y asumí el cuerpo y la trascendencia de la
historia en muy poco tiempo. Lograr que conmoviera, y sedujera a
muchos venezolanos, que suelen ser indiferentes con su cine, fue una
gran alegría".
En Venezuela, Beatriz Valdés (La Habana, 1963), ha dado renovadas
muestras de su talento en diversas manifestaciones como el teatro,
el cine, y especialmente la televisión.
"He hecho mucha televisión y telenovelas, un género que a veces
es bastante mal juzgado. Pero siempre encuentro valor a lo que hago,
porque trato de ser lo más honesta posible conmigo misma y hallar la
trascendencia en cada obra", señaló.
¿Cómo ha sido la evolución de Beatriz desde sus primeros pasos en
el cine?
"Sigo siendo la misma, con los mismos miedos y con algunas
debilidades convertidas en fortalezas. Me importan las mismas cosas
que me han interesado siempre, como la utilidad que pueda tener mi
trabajo y mi responsabilidad como actriz. A nosotros nos toca ser
observados y por eso debemos ser responsables. En la actualidad
sueño con dirigir, escribir y darles vida a personajes que nunca he
hecho. Dentro de poco empezaré una nueva telenovela y voy a retomar
la puesta en escena de una obra de teatro que se llama Brujas".
¿Cómo cree que ha influido el uso de las nuevas tecnologías en el
audiovisual contemporáneo?
"Creo que el cine sigue estando en manos de la imaginación y la
creatividad, de los que entiendan que contar una historia tiene que
ver con había una vez, y no dependan solo de los recursos
económicos. Cada vez tenemos mayores posibilidades con las nuevas
tecnologías, lo que me parece muy válido siempre y cuando no sea el
único recurso que se utilice. Hace poco se realizó el Festival
Internacional de Cine Pobre de Gibara, donde un grupo de creadores
se cuestionan cosas y expresan sus inquietudes. Por eso creo que el
futuro es alentador."
Desde hace más de una década Beatriz viene desarrollando una
exitosa carrera en Venezuela, donde también se ha convertido en una
popular actriz, pero el orgullo entra en su corazón cuando se le
menciona la posibilidad de volver a ingresar en un set de filmación
en la Isla.
"Lamento que no haya podido hacer otras cosas en Cuba. A mí
siempre me gustaría regresar al cine cubano, pero no depende de mí,
sino de los directores. Pero cuando me llamen, puedes estar seguro
de que vengo corriendo."