Cosecha de vinos en Holguín
Germán Veloz Placencia
Que Colón trajo en toneles el vino Tinta de Toro en su primer
viaje a nuestra isla; que los aborígenes hacían la "chicha" del maíz
y el "mosato" de la yuca, son versiones que se disfrutan cuando se
conversa con los miembros del Club de Vinicultores Bayado, en
Holguín, cuya actividad dejó hace mucho de ser un pasatiempo común,
para transformarse en genuina inspiración.
Rosell Martínez Pérez, presidente del Club, quien confiesa que no
le va mal con la forma de comercialización actual de las diferentes
variedades de vino que elabora, defiende sobre todo el valor
cultural de la pasión que agrupa a 34 mujeres y hombres de
diferentes edades y profesiones.
Durante
el más reciente Festival Nacional de Vinicultores, el público
holguinero constató la variedad y calidad de las muestras.
Por ejemplo, la marca Saccharo, lograda por Ramón Ronda González
en el 2007, con patente de elaboración por diez años, usada
igualmente por otros vinicultores con la debida autorización, es un
producto ciento por ciento cubano y natural, porque se obtiene del
jugo de la caña.
"Es un orgullo para nosotros retomar la preparación de esa
bebida, porque de acuerdo con el libro inédito de Raúl Cordero La
historia del vino en Cuba, se elaboraba en la región de Velasco
en la década de los 80 del siglo XIX", asevera Rosell.
Hay antecedentes sobre su consumo por los esclavos africanos de
las plantaciones de la zona, que lo obtenían al depositar el guarapo
en jícaras hasta su fermentación total, comenta Osmany Laffita,
apodado cariñosamente el "químico", por sus amplios conocimientos.
Raquel
López comprueba la calidad de los vinos en producción.
Llegar al Saccharo implicó años de estudio y abundantes consultas
sobre el tema con especialistas, biólogos y trabajadores del sector
azucarero, reconoce Ramón Ronda. Su base se puede mezclar, según las
intenciones de quien lo elabore, con frutas, flores y raíces, para
obtener otros tipos de bebidas con diversos colores y sabores. El
mejor ejemplo es el Vermouth blanco elaborado hoy por Rosell, que
goza de amplia aceptación entre lo consumidores.
ANHELO RAZONABLE
Disponer de un local en el bulevar o en cualquier otro sitio del
centro de esta capital provincial, donde las personas podrían
conocer una cava, descifrar detalles del proceso de producción
artesanal de vinos y degustarlos a la vez, no deja de ser un anhelo
de los miembros del Club.
En
vez de degustaciones ocasionales, los vinos artesanales pudieran
tener su espacio en un establecimiento en el bulevar holguinero.
"En este lugar —concreta Rosell— podrían estar los vinos
autóctonos y los importados. El visitante escogería, pero nosotros
estaríamos promocionando constantemente las virtudes de los
nuestros."
La variante parece no haber sido contemplada por el Consejo de la
Administración del municipio de Holguín como una oportunidad para
incentivar el desarrollo de producciones locales y atrapar la
atención de los visitantes nacionales y extranjeros que pasan
sistemáticamente por la ciudad capital.
Cuando la lucha de las transnacionales por el dominio de los
mercados y la costumbres ancestrales de muchas naciones conducen a
la mayoría de los huéspedes foráneos a aceptar únicamente como vino
el que se obtiene de la vid, tampoco sería descabellado organizar
degustaciones de las variantes criollas en los hoteles del Polo
Turístico ubicado al norte de la provincia, dirigidas especialmente
a despertar el interés de los clientes que vienen en busca de
novedades.
En eventos culturales como la Fiesta Iberoamericana, donde los
miembros del Club establecieron el hábito de brindar con vino de uva
y comer casabe, como símbolo de la fusión de las culturas hispana y
aborigen, se ha visto a los viajeros que llegan de otros países
"arrimarse" a los mostradores, solicitar una copita, probar el
contenido y mostrar absoluta aprobación; incluso, frecuentar el
sitio.
POTENCIALIDADES Y CUALIDADES
Los miembros del Club elaboran vino blanco, rosado y tinto, que
puede ser seco, semiseco, dulce o semidulce, y emplean como materia
prima, además de caña, marañón, frutabomba, uva, piña, tamarindo,
cereza y ciruela; flores de majagua, romerillo, rosa y marpacífico,
así como raíces de jengibre picante y dulce, y de un arbusto
identificado popularmente por garañón.
Al mismo tiempo que prestan atención a las ofertas cotidianas
para festividades de todo tipo, existe el interés por intensificar
el uso terapéutico de estas bebidas.
Según un estudio realizado en las áreas de salud pertenecientes a
los policlínicos Alcides Pino y Manuel Díaz Legrá, que contó con la
participación del vinicultor Freddy Peña, el vino de flor de majagua
producido por él, de ser consumido sistemáticamente y en las dosis
recomendadas, atenúa las dolencias de quienes padecen asma crónica.
Indagaciones sucesivas sugieren que el de romerillo actúa como
antioxidante, por lo que ayuda a combatir el colesterol, mientras
que el de marañón se les recomienda a los diabéticos para
estabilizar los niveles de azúcar en la sangre.
La precursora del empleo con fines medicinales de las bebidas
elaboradas por los miembros del grupo es Raquel López Durañona,
poseedora de la Distinción Gran Maestra del Vino, conferida por la
Coordinadora Nacional de Vinicultores de Cuba y el Ministerio de la
Agricultura, debido al sello de calidad de sus producciones y la
atención prodigada a la bodega creada en la casa donde reside.
OTRAS BONDADES
Experimentos rectorados por miembros del Club, con el fin de
elevar la producción de uva en áreas reducidas como las azoteas,
dispararon los rendimientos por metro cuadrado y demostraron que los
parrales favorecen la absorción de dióxido de carbono y disminuyen
en más de 20 grados Celsius la temperatura de las superficies a su
amparo.
"Es como si se construyera una casa de cultivos protegidos, en la
que es posible sembrar plantas medicinales y ornamentales,
hortalizas y frutabomba enana, con un notable ahorro de agua por la
reducción de las rondas de riego", refiere Osmany Laffita, autor o
coautor de varias investigaciones, como la que condujo al empleo de
la miel de abeja a nivel nacional para clarificar los vinos
artesanales.
Al vino seco de caña le auguran futuro como sustituto del vinagre
en la conservación de vegetales y otros alimentos, sencillamente
porque el PH del segundo es muy bajo y ocasiona transformaciones
químicas en los productos, insiste Ramón al tener a mano un ejemplo
convincente: su esposa, Tania Reyes, registró en la Casa del Cheff
de la ciudad de Holguín muestras de huevo de codorniz, calabaza,
pepino, pimiento y tomate encurtidas con ese procedimiento no
tradicional. |