La noche blanca de San Agustín

Arte e identidad bajo las estrellas

Madeleine Sautié Rodríguez

En un inmenso taller bajo las estrellas quedó convertida la barriada sanagustinense durante la Noche Blanca, primicia de los Ensayos Públicos 5, llevados a cabo por LASA, Laboratorio Artístico de San Agustín. El espacio, que invadió el territorio, se empeña, mediante un trabapjo conjunto entre artistas y pobladores, en conseguir el esbozo de su auténtica identidad.

A partir de las 8:30 p.m., se desplegaría un grupo de acciones bajo el rubro La propia percepción, título de esta nueva edición a la cual convoca el proyecto artístico contextual, codirigido por su creador, Candelario, y la curadora Aurelie Sampeur, cuya pretensión es explorar el propio yo de San Agustín, a partir de percepciones sensoriales que llegan ahora a un punto bastante abarcador en tanto ya han tenido lugar en los ensayos anteriores prácticas referidas al gusto, el oído, la vista, el tacto, con propuestas multidisciplinarias y con resultados verdaderamente sorprendentes al propinarle a la periférica localidad nuevos conocimientos sobre la potencialidad de su entorno.

Si un estado emocional colaboró con la intencionalidad de las propuestas fue la curiosidad que aportaron los participantes e hizo posible, por ejemplo, que en el parque de la Ceiba, el francés Jepoy llevara a cabo su Boletín gustativo. El promotor realiza un estudio de la propia percepción por medio de las papilas gustativas. Los participantes están convocados a repensar su día y clasificarlo, según los sucesos que hayan vivido, a partir de diferentes sabores.

Las esferas de la chilena-española Mariella Sola, Esculturas efímeras habitables, invitan al público a penetrar en el interior de los cuerpos geométricos, escuchar sonidos y contemplar desde varios espejos la propia imagen para expresar, finalmente, una breve frase referida a la experiencia vivida.

La propuesta de la alemana Nora Schlecht y el cubano Yoan Manuel González, Este desaparecer que extrañamente nos concierne, propicia que la escena acústica de cada día se repita en soledad, al hacer que se escuchen los ruidos diurnos del lugar, que han sido grabados para reproducirlos en el mismo sitio donde se han originado.

Energía piramidal; canciones con códigos comunicativos inusitados que incluyen vendedores ambulantes; CD con grabaciones de estos resultados, que fueron adquiridos esa misma noche por los transeúntes; huellas dactilares en cera; globos portadores de mensajes dirigidos a la conciencia del receptor, son solo algunas de las variantes que el sanagustinense halló a su paso por sus calles en esta ocasión, cuyo segundo momento, la Atmósfera, Sesión Pulcra, dirigido por Andrés D. Abreu, trocó en día la oscuridad nocturna al ofrecer un producto audiovisual nutrido de video-juegos, sonoridad electrónica y combinación armónica del performance.

Un efusivo concierto en el que cientos de vecinos y otros invitados disfrutaron hasta el amanecer con un ritmo electrónico y colmado de arte, puso fin a la emblanquecida noche en el espacio que otrora fuera una lavandería. LASA y los lugareños se regalaban, complacidos, el resultado que los diversos reactivos del laboratorio hacían posible, ahora por medio de los Ensayos Públicos 5, y gracias a la voluntad colectiva de fomentarse una identidad urbana, la que, como ha dicho Miguel Barnet, solo puede crearse a partir de pequeños eventos cotidianos.

 

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