Y es que los organismos sonoros seleccionados para la jornada
inaugural presentaron un repertorio ecléctico de calidad, armado por
obras de grandes autores de la Isla y del pentagrama universal.
Claro, y la altura interpretativa, la originalidad, y el ajuste
rítmico que mostraron a la hora de desgranar una selección de
inolvidables piezas del cancionero cubano, provocaron que más de uno
le diera luz verde a sus cuerpos para acompañar, desde sus sillas,
el ritmo de voces que le pusieron suficiente sentimiento a todo lo
que decían la música y las letras.
La
maestra Digna Guerra, en la vanguardia del movimiento coral cubano.
La posibilidad de escuchar en un mismo programa a agrupaciones
situadas en la avanzada de la continuidad y la renovación del
movimiento coral cubano, permitió adentrarse en ciertos aspectos
técnicos que resaltan particularmente dentro de este universo sonoro
en la Isla, como el rigor estético y estilístico, el sentido de la
afinación, y la novedosa e inteligente interpretación con que asumen
los arreglos corales de temas que se mueven dentro de diversos
estilos y tendencias.
Lo anterior pudo apreciarse cuando subió al escenario del teatro
Amadeo Roldán una representación de ensembles de resonancia en
nuestro panorama coral: Schola Cantorum Coralina, que bajo la égida
de la maestra Alina Orraca ofreció, con elegante técnica y
virtuosismo, una exposición musical compuesta por obras como la
majestuosa Hallelujajh, de la ópera El mesías, de
Händel; la Camerata Vocal Sine Nomine, dirigida por Leonor Suárez
Dulzaides, y cuyos miembros incursionaron en los terrenos de la
imaginación y la belleza cuando descifraron las fórmulas
estructurales de piezas del calibre de Ach weh des Leiden (Hans
Leo Hassler) y el famoso espiritual Wade in the water; Exaudi,
liderado por la maestra María Felicia Pérez, que acercó a los
espectadores, con gran habilidad y empaste sonoro, la riqueza de
matices de Oiga, compae (César A. Carillo), y el Coro de
Cámara Vocal Leo, cuyos integrantes, encabezados por la maestra
Corina Campos, dejaron traslucir sus apreciables virtudes vocales en
la interpretación de composiciones como Chanchullo, de Rubén
González y Orlando Cachaíto López.
La balanceada agenda musical de la noche vivió otros momentos de
excelencia con el despliegue melódico, la sensibilidad y el esmerado
cuidado que caracterizaron las presentaciones de grupos de renombre
que colocaron el broche de oro a la inauguración. Entre ellos el
Coro Nacional de Cuba, dirigido por la maestra Digna Guerra. Este
organismo sonoro confirmó que tiene bien ganada su credibilidad como
una aleación musical de altos kilates, con la interpretación de las
piezas Gloria, de César Alejandro Carrillo y El manisero,
de Moisés Simons.
De igual modo, Entrevoces, capitaneado también por Digna,
demostró un buen dominio de la técnica coral y una meritoria
proyección escénica, patentada en la ejecución del espiritual My
Soul's Been Anchored in the Lord, y el tema Locuras, del
trovador Silvio Rodríguez.
Y, claro está, tampoco se pueden dejar de mencionar las
cualidades vocales del Ensemble Vocal Luna, dirigido por la maestra
Sonia McCormack, y el alto nivel de D´Profundis, que tiene a su
cargo la directora Adriana Sanabria y, sobre todo, del Coro
Polifónico de la Habana, creado por la maestra Carmen Collado.
En la jornada también hubo espacio para el redescubrimiento y el
homenaje. Se ilustró en palabras el mundo creativo de reconocidas
personalidades como Roberto Valera, Digna Guerra y Carmen Collado, y
lo que ha significado la notable incidencia de la labor de estos
músicos en diversos ámbitos de la cultura insular, en la que han
mantenido viva la llama del movimiento coral y sinfónico.