Importantes medios occidentales de prensa vuelven a llamar la
atención con la mentira prefabricada. Así responden a los intereses
imperialistas contra nuestro país.
Mientras en Cuba tiene lugar, por ejemplo, la campaña de
vacunación antipolio, que preserva la salud de más de medio millón
de niños y en el Haití devastado centenares de galenos cubanos
reafirman su espíritu humanista de lucha por la vida, titulares
malintencionados se esmeran en orquestar una campaña en favor del
contrarrevolucionario Guillermo Fariñas Hernández, en huelga de
hambre, en su casa, en Santa Clara, desde hace 13 días, con la que,
según ha declarado, trata de imponer la liberación de más de 20
presos contrarrevolucionarios, sancionados con todas las garantías
procesales por nuestros tribunales; por actuar al servicio de
intereses extranjeros, contra la independencia y el orden
constitucional de nuestro país.
La manipulación es tal que reportes periodísticos llegan a
plantear que el Gobierno cubano ha indicado que se deje morir a este
asalariado de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La
Habana, sin apuntar ni una palabra sobre los múltiples esfuerzos de
nuestros profesionales de la salud por asistir a esa persona.
Guillermo Fariñas Hernández, conocido en el ambiente de los
vendepatria como "Coco", transita de una posición afín a la
Revolución, a una conducta antisocial.
El primer acto público que reveló el claro desajuste de su
personalidad, y que no tenía ningún matiz político, ocurrió a
finales del año 1995, cuando agredió físicamente a una mujer,
funcionaria de la institución de salud donde laboraba como sicólogo,
ocasionándole múltiples lesiones en el rostro y los brazos. El
delito motivó una sanción de tres años de privación de libertad sin
internamiento, además de imponérsele una multa de 600 pesos.
Para evadir la justicia inventó su primera huelga de hambre y
poco tiempo después traspasó el umbral del activismo
contrarrevolucionario.
Con la colaboración de esos grupúsculos divulgaba su caso, hacía
un sinnúmero de tergiversaciones por las emisoras radiales
subversivas, además de manifestar la disposición de morir si no le
daban respuestas a demandas que se le antojaban.
Un segundo hecho en el año 2002 ratifica la característica
violenta de este sujeto y el evidente desprecio por su Patria y los
ciudadanos que la defienden. En plena ciudad de Santa Clara, Fariñas
golpeó fuertemente con un bastón a un anciano que había impedido un
acto terrorista de un enviado personal del criminal Luis Posada
Carriles.
Los daños en el lesionado provocaron una urgente intervención
quirúrgica para extirparle el bazo.
Una vez sancionado a 5 años y 10 meses de privación de libertad
en la Causa 569 de 2002 del Tribunal Popular Provincial de Villa
Clara, echa mano de nuevo a su método de hacer show: la huelga de
hambre.
En aquella ocasión, la posición mantenida por Fariñas Hernández
le provocó una ligera deshidratación, por lo que se le indicó
tratamiento con sueros. Interrumpe la huelga y el 4 de noviembre del
año 2002 decidió reiniciarla exigiendo que le pusieran un televisor
en la sala de Enfermería de la prisión donde se recuperaba.
El 5 de diciembre del 2003, en atención a sus padecimientos de
salud, se le concedió una licencia extra-penal (en el artículo 31,
incisos 3.b y 4, del Código Penal, se establece la facultad de
conceder la suspensión del internamiento al sancionado a privación
de libertad por causas justificadas, sobre la base de que observe
buena conducta), en cumplimiento de nuestras leyes y con base en la
concepción humanitaria de nuestra justicia y sistema penitenciario.
Tres años después, este agente al servicio de los Estados Unidos
protagoniza un ayuno prolongado para exigir a funcionarios de ETECSA
el acceso a Internet desde su domicilio. Fariñas es un asiduo
reportero de la infame emisora nombrada Radio Martí y de otras
estaciones anticubanas.
Su hoja de servicios es amplia también en la asistencia a
actividades de todo tipo de la SINA y algunas sedes diplomáticas
europeas que dirigen la subversión en Cuba, de las que recibe
instrucciones, dinero y abastecimientos.
Existen principios bioéticos que obligan al médico a respetar la
decisión de una persona que ha decidido iniciar una huelga de
hambre.
Por tanto, de ningún modo puede forzársele a ingerir alimentos,
como hacen cotidianamente las autoridades norteamericanas en las
cárceles y centros de tortura de Guantánamo, Abu Ghraib y Bagram, en
violación de los derechos de los detenidos.
La medicina solo puede actuar cuando el paciente ha entrado en
shock, fase en que como regla resulta tarde, pues el ser humano está
en los límites de la supervivencia, lo que se llama punto de no
retorno.
Como consecuencia de episodios sucesivos de huelgas de hambre, el
organismo de Fariñas se encuentra en un proceso de deterioro
notable.
Si hoy está vivo, hay que decirlo, es gracias a la atención
médica calificada que ha recibido sin importar su condición de
mercenario.
En este caso, no es la medicina la que debe resolver el problema
intencionalmente creado con el propósito de desacreditar nuestro
sistema político, sino el propio paciente y los apátridas,
diplomáticos extranjeros y medios de prensa que lo manipulan. Las
consecuencias serán de su entera y única responsabilidad.
Cuba, que ha demostrado con creces que tiene como divisa
principal la vida y la dignidad del ser humano, no aceptará
presiones ni chantajes.