Al describir ayer ante la prensa el estado de los preparativos
del evento, Alfredo Guevara, presidente del Festival, declaró
sentirse en "estado de felicidad" y confiado "en que habrá una
invasión de jóvenes", algo para él, representante de la generación
que dio vida al Nuevo Cine de la región, en el parto de Viña del Mar
(Chile) a fines de los sesenta, "sumamente esperanzador".
Precisamente para la juventud se habilitará una sede, el Pabellón
Cuba, donde con el coauspicio del Ministerio de Cultura y la
Asociación Hermanos Saíz, tendrán lugar debates, encuentros con
personalidades, proyecciones, descargas trovadorescas y
exposiciones.
En este último orden, Alfredo confesó que en ese ámbito cumpliría
un sueño: convertir el túnel que une a las dos secciones del
Pabellón en una galería de arte, que expondrá la obra fotográfica de
Tina Modotti.
Según el creador del Festival, ese será un espacio idóneo para
resaltar, a través de la audacia artística de Tina, la personalidad
de Julio Antonio Mella, compañero sentimental y de lucha de la
insumisa italiana, desde la más honda percepción humana.
"Ese otro Mella —precisó Guevara— se relaciona con ese otro Che,
el que veremos en el filme del argentino Tristán Bauer, de estreno
el 7 de diciembre, "el Che exigente, pero al mismo tiempo de una
humanidad infinita".
Explicó que en ello fue de gran ayuda la colaboración de Aleida
March, viuda del Che y directora del Centro de Estudios que lleva el
nombre del comandante en la capital cubana, "que ha sido muy
discreta en muchos años, pero que aportó ahora documentos y
filmaciones, que nos permiten ver a un Che íntimo".
Las reflexiones pasarán por cuatro coordenadas: la increíble
persistencia de la esclavitud que afecta al menos a 22 millones de
seres humanos; las relaciones entre Estados Unidos y América Latina
desde la perspectiva de lo que son, lo que han podido y lo que
debieran ser; los vasos comunicantes entre el teatro y el cine; y lo
que ha venido siendo una tradición de más de 20 años en el Festival:
el análisis del universo audiovisual del niño en Latinoamérica.
Un apartado de interés pasará por la industria fílmica. El Premio
de postproducción, que concederá por segunda vez el Fondo Cultural
del ALBA, considerará 12 obras en proceso de Argentina, Chile,
Ecuador, Guatemala, Perú y Cuba, que podrían hallar financiamiento
para su terminación.
Este será, nuevamente, un Festival donde la música ocupará un
lugar privilegiado. Incluso desde el primer día, donde antes de que
se proyecte la cinta argentina en concurso El secreto de de sus
ojos, de Juan José Campanella, es muy probable que se produzca
el encuentro entre Omara Portuondo y Chucho Valdés.
En La Habana estarán dos destacados músicos del continente: los
argentinos Fito Páez y León Gieco. A ellos se sumará el guitarrista
norteamericano Gary Lucas, que complementará la exhibición del
Drácula hispano de George Melford. Y se contemplará en la
programación un concierto en la Basílica Menor de San Francisco de
Asís, organizado por el pianista Ulises Hernández, para reanimar la
obra del Grupo de Renovación Musical, que bajo la égida de José
Ardévol, tuvo un notable protagonismo en la creación sonora insular
en los años cuarenta del pasado siglo.