A pesar del empuje de compañías aéreas de Estados Unidos en
nuestro continente durante los primeros años del Siglo XX, Cuba
estuvo también entre los países que alcanzaron un temprano
desarrollo de la aviación comercial.
Eso ocurrió aunque sólo logró contar con una aerolínea nacional a
fines de la década de 1920.
Los primeros intentos por tenerla se hicieron en 1919 cuando se
formó la Compañía Aérea Cubana con la idea de abrir rutas nacionales
Habana-Cienfuegos, Habana-Santiago e internacionales Habana-Miami y
Habana-Nueva York.
Para ello se adquirieron varios aviones Farman Goliath de 14
pasajeros cada uno.
Este era un bimotor francés que vio la luz poco antes de
terminarse la Primera Guerra Mundial y fue adaptado posteriormente
para llevar pasajeros en dos cabinas.
Tenía un largo de alas de 87 pies y su tren de aterrizaje
consistía de cuatro ruedas en dos parejas.
El 14 de junio de 1920, en el avión nombrado Mariana, se hizo un
vuelo inicial Habana-Cienfuegos, ruta que quedó establecida
regularmente el 31 de octubre de ese año y se extendía hasta Santa
Clara con una frecuencia de dos vuelos semanales de ida y vuelta.
El 14 de junio de 1921 se realizó el primer vuelo experimental de
correo Habana-Santiago con escalas en Santa Clara y Camagüey.
Por la crisis económica que azotaba al país en aquel entonces, se
pospuso el inicio de los vuelos proyectados a Nueva York, Washington
y España, limitándose la actividad aérea de esta compañía a La
Habana, Cienfuegos y Camagüey.
En 8 de octubre de 1929 se forma la Compañía Nacional Cubana de
Aviación Curtiss, vinculada a la PANAM estadounidense.
Esa empresa efectúa el primer correo aéreo en el país, de forma
experimental el 23 de febrero en la ruta Habana-Santiago.
Según el historiador Tomás Terry en su obra El correo aéreo en
Cuba, fueron transportados a Santiago mil 500 cartas con franqueo de
cinco centavos y 450 procedentes de aquella ciudad a La Habana. (1)
El 30 de octubre de 1930 quedó inaugurada de forma regular la
Ruta número uno de correo aéreo Habana-Santiago de Cuba, con escalas
en las ciudades de Santa Clara, Morón, Camagüey, Victoria de las
Tunas y Holguín.
La Ruta número dos Habana-Santiago-Antilla-Baracoa quedó
inaugurada el 6 de abril de 1931.
Se contaba entonces con tres trimotores Ford para la Ruta Uno y
un Sikorski S-38 para la Ruta Dos.
En marzo de 1932 la PANAM adquiere la Compañía de Aviación
Curtiss, pasando a llamarse el 27 de mayo Compañía Nacional Cubana
de Aviación.
La nueva empresa estuvo vinculada a intereses económicos
estadounidenses hasta 1954 cuando dejó de ser subsidiaria de la
PANAM y pasó a manos de la oligarquía criolla de la época.
En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial surgieron en
Cuba varias aerolíneas, fundamentalmente para el servicio charter y
sin itinerarios regulares.
Eran pequeñas y en buena parte estaban controladas por los
militares de la época.
No existen emisiones postales cubanas conmemorativas de estas
aerolíneas.
Así se pueden mencionar Expreso Aéreo Interamericano y Empresa
Aérea Aerovías Q, fundadas en 1945; Cuba Aeropostal SA creada en
1948 y las que daban servicios a principales centrales azucareros
del país como Aerovías del Sur de Cuba, Aerolíneas del Norte SA y
Corporación Aeronáutica Antilla.
Estas tres últimas usaban pequeños aviones Cessna, Piper,
Stintson y Beechcraft.
El 14 de noviembre de 1955, el Club Filatélico de Cuba en
coordinación con la Administración de Correos, envió un grupo de
cubiertas con correspondencia en un vuelo de avión a reacción T-33,
recién comprado a Estados Unidos por el Ejército cubano, el cual
hizo el vuelo Habana-Miami en sólo 18 minutos.
Aunque no se puede considerar como vía de correo oficial cubano,
es una curiosidad que se enmarca en el período cuando los pilotos
militares cubanos participaban en acciones de las compañías
anteriormente descritas que, de cierta forma, le hacían la
competencia a Cubana de Aviación.
Con el triunfo de la Revolución Cubana en 1959 desaparecen esas
pequeñas compañías y se fortalece y consolida el papel de Cubana de
Aviación como aerolínea insigne del país, la cual ha alcanzado con
sus vuelos regulares y especiales todos los confines del orbe.
Momentos considerados importantes en la historia de la aerolínea
cubana ocurrieron en los años 1945, 1948, 1953, 1956, 1961 y 1972.
En mayo de 1945 inició los vuelos nocturnos en las rutas
Habana-Camagüey y Habana- Miami, utilizando bimotores Douglas DC-3.
En 1948, también con ese modelo de avión, inaugura una ruta aérea
desde el oriente del país hasta Puerto Príncipe, Haití.
Ese mismo año, utilizando un cuatrimotor Douglas DC-4 llamado
Estrella de Cuba, inaugura la ruta Habana-Madrid, con escalas en
Bermudas, Azores y Lisboa en la ida, y en Las Palmas, Puerto España
y Puerto Rico al regreso.
Con un cuatrimotor Constellation inaugura en 1953 los vuelos
Habana-Ciudad México y en 1956 el enlace Habana-Nueva York.
En 1961, utilizando un cuatrimotor Bristol Britannia, comenzó los
vuelos Habana-Praga y 10 años después, con un cuatrimotor soviético
IL-18, inaugura la ruta Habana-Santiago de Chile.
Sin dudas, al adquirir el cuatrirreactor soviético IL-62 en 1972,
Cubana de Aviación tuvo la capacidad técnica para poder alcanzar
todos los cielos del mundo.
Con él, se perfeccionaron las rutas abiertas con otros medios en
años anteriores a Madrid y Praga y se iniciaron nuevas rutas a
Berlín, Paris y otros destinos europeos y africanos.
Este ha sido el medio aéreo de Cubana de Aviación que más
divulgación ha tenido en la filatelia cubana.
Son más de 20 las emisiones postales cubanas que reflejan los
diferentes medios aéreos que ha tenido Cubana de Aviación para
brindar sus servicios en estas ocho décadas.
Así, hoy es normal ver los pájaros metálicos con los tres colores
de la enseña nacional cubana, surcando los cielos de Paquistán o
Indonesia a donde han llevado personal médico para ayudar a esos
pueblos en casos de desastres naturales.
También han volado a lugares tan lejanos como Australia o tan
históricos como Grecia, transportando a las delegaciones deportivas
cubanas a los Juegos Olímpicos allí celebrados.
En cualquiera de los casos, hay toda una bella historia detrás de
los mismos, digna de conocer e investigar y la filatelia cubana
ofrece esa oportunidad.