Con la siembra de dos palmas reales en el parque Maceo-Gómez, del
municipio Bejucal, provincia de La Habana, se completaron las ocho
que crecen allí en recordación de los estudiantes fusilados en 1871
por los colonialistas españoles.
La tradición la inició en 1894 el alcalde autonomista doctor
Isidro Zertucha como homenaje a sus compañeros condenados por el
colonialismo español, pues él también fue incluido en el fatídico
sorteo para escoger las víctimas del horrendo crimen.
Los vecinos de Bejucal han mantenido desde entonces ocho
ejemplares del árbol nacional cubano, los que son repuestos cuando
desaparecen por cualquier causa.
En este parque, antigua Plaza de Armas, fueron colocadas, además,
igual numero de jardineras con flores y una estatua de Temis, la
diosa de la justicia, situada de espalda al Ayuntamiento, símbolo
entonces del poder colonial español.
Los ocho estudiantes de Medicina fusilados el 27 de noviembre de
1871 fueron acusados injustamente de rayar el cristal del nicho de
la tumba del reaccionario periodista español Gonzalo Castañón, quien
fue muerto en Cayo Hueso en duelo con un patriota cubano.