Centinelas del deber
Freddy Pérez Cabrera
El capitán Frank Hurtado Castañeda ha dedicado toda una vida a la
salvaguarda de las fronteras cubanas. Durante más de 30 años, este
fornido combatiente ha desafiado al enemigo, en difíciles y
complejas misiones combativas, ya sea en la oposición a intentos de
infiltraciones contrarrevolucionarias, salidas ilegales o recalos de
drogas.
Los
jóvenes constituyen una fuerza valiosa en el enfrentamiento al
enemigo.
La última oportunidad en que Frank se enfrentó al flagelo de los
estupefacientes que llegan a nuestras costas fue el pasado mes de
marzo, durante uno de los operativos realizados por la unidad
fronteriza de Isabela de Sagua para detectar la nociva carga.
"Ese día, mientras estaba de recorrido por Cayo Cristo, al norte
de la localidad, avisté un pequeño bulto de color amarillo. Como
está indicado en esos casos, procedí a preservar el lugar hasta
tanto llegaran los especialistas encargados de certificar el
hallazgo, que resultó ser marihuana", recuerda Hurtado.
El
capitán Frank Hurtado ha dedicado su vida a la salvaguarda de las
fronteras de la Patria.
"Mira que en estas tres décadas me he topado con drogas y siempre
experimento la misma sensación. Lo primero que me viene a la mente
son mis hijos Isabel y Manuel Alejandro, además de Lazarito, el
único nieto que tengo. ¡Qué sería de ellos si cayeran en las garras
de las drogas!, me pregunto. Entonces crece en mí el desprecio por
esas personas, para quienes lo único importante es el dinero, sin
reparar en el daño que puedan causar a la sociedad", añade el
oficial.
En las fronteras del deber
La unidad fronteriza de Isabela de Sagua tiene una larga
tradición de lucha en el enfrentamiento al enemigo. Ella se forjó,
como dice su jefe, el teniente coronel Orlando Benítez Ferrín, bajo
las balas.
Las
costas villaclareñas están a buen resguardo, asegura el teniente
coronel Orlando Benítez Ferrín.
En más de una ocasión, el pequeño poblado costero sufrió en carne
propia las agresiones y ataques piratas provenientes del Norte, como
los sabotajes y tiroteos a barcos anclados en el puerto isabelino y
a la propia comunidad, lo que obligó a tomar medidas para proteger
esta porción del suelo cubano y nuestras costas, asegura.
Así nació la unidad que, entre sus méritos, cuenta haber
frustrado un intento de infiltración contrarrevolucionaria en abril
del 2001, orquestado por Ihosvany Suris de la Torre, Máximo Pradera
y Santiago Padrón, de amplio aval anticubano en Miami, quienes
venían con indicaciones precisas del connotado terrorista Santiago
Álvarez Fernández-Magriñá, de realizar acciones vandálicas como la
voladura del cabaré Tropicana.
En aquella ocasión, la rápida acción de las tropas
guardafronteras de Isabela trastocó los planes de la mafia miamense
y, en cuestión de horas, los terroristas estaban a buen resguardo
sin que pudieran concretar sus malsanos propósitos.
"En el 2008 detectamos 24 recalos de droga, en los que venían
poco más de 162 kilogramos de marihuana. Esa carga es arrojada por
los narcotraficantes en aguas internacionales o jurisdiccionales
cubanas y es arrastrada por las corrientes marinas hasta los
numerosos cayos que bordean el territorio villaclareño", expresa el
oficial.
Para detectar la presencia de estupefaciente, realizamos
operativos, en los que intervienen medios aéreos y navales, así como
decenas de combatientes que, a costa de grandes sacrificios,
soportando las picadas de mosquitos y otros insectos, peinan todos
la cayería a fin de revelar cualquier indicio de droga, asegura
Benítez.
También trabajamos con los pescadores para que informen acerca de
la presencia de droga en las zonas pesqueras, y en más de una
ocasión han sido ellos quienes han detectado las pacas.
Otras tareas de la unidad son el enfrentamiento a las salidas
ilegales y a los traficantes de personas, quienes, amparados en la
Ley de Ajuste Cubano, violan las fronteras nacionales para cometer
sus fechorías, sin importarles poner en juego a seres humanos
indefensos.
"Son muchas las vidas que hemos salvado, gracias a la pericia de
nuestros oficiales y soldados, quienes, a riesgo de su integridad
física, se enfrentan a elementos criminales, capaces de cualquier
fechoría con tal de llevar a cabo sus propósitos", añade.
Jóvenes para respetar
La mayor parte de la Unidad fronteriza de Isabela de Sagua es muy
joven, y las edades de sus integrantes oscilan entre los 18 y 21
años. Ellos constituyen un verdadero ejemplo por su disciplina y
disposición para cumplir cualquier misión asignada.
Entre los bisoños combatientes descuella el primer suboficial
Yusmany Hernández Hernández, patrón de una lancha rápida, quien ha
participado en varias operaciones de enfrentamiento a los recalos de
droga y al tráfico de personas.
Muy temprano comienza la faena de Yusmany. Tras la preparación
política procede a alistar su lancha, a quien apoda La Paloma
Blanca, debido al estado de conservación. El ronroneo del motor
anuncia la partida. Lo acompañan dos mozalbetes que cumplen la etapa
del Servicio Militar General.
Viajan sin prisa, pero atentos a cualquier detalle que pueda
perturbar la tranquilidad del pueblo que confía en ellos. En más de
una ocasión fueron puestos a prueba y salieron victoriosos.
"Ese día uno ni duerme, se siente orgulloso de haber enfrentado
un peligro y de que confíen en nosotros, los más jóvenes. Cuando
llegamos a la casa contamos a la familia lo ocurrido, y hasta nos
ponemos más alegres que de costumbre por el gesto realizado",
expresa el patrón de la nave.
Una vez llegué a Sierra Morena, poblado del municipio de
Corralillo, donde vivo, y comenté a mis amigos que con frecuencia
encontramos pacas de droga, a lo que uno de ellos respondió, de
manera sana, que eso en cualquier lugar del mundo valía miles de
dólares. Es verdad, le dije, pero Cuba es diferente. |