Diez en Los Oficios

VIRGINIA ALBERDI BENÍTEZ

Un encuentro iniciado en tiempos en que la Bienal número 10 llegaba a su final ha resultado una cita confortadora. Diez artistas cubanos se sumaron en sus postrimerías a esa enorme galería que aún es la ciudad de La Habana y que en este evento exhibió obras en todos sus espacios abiertos y cerrados, públicos y privados, oficiales y colaterales. Diversas manifestaciones de las artes plásticas que convergen de manera coherente, se presentan en la cercanía de la plaza de San Francisco, aquí se dieron cita la pintura, el dibujo, la escultura, la instalación, todas estas manifestaciones expresivas para engalanar la Galería Los Oficios, y como en ocasiones anteriores se disfruta de una atinada selección de obras, porque además de la garantía que ofrecen los nombres de quienes en ella exponen, estamos ante una razonable selección de las obras que integran la muestra en la que se aprecia una intensa necesidad de trascender los espacios al presentar cada una de sus experiencias de manera inteligente. Funciona bien, sin lugar a dudas, la elección producto de estas afinidades electivas, se logró un ameno y fresco discurso interpretativo que mantiene vivo el interés por adentrarse en tan especial momento de productivo intercambio de ideas y plural visualidad.

Mujer Caracol, obra de Liang Domínguez.

Figura indispensable en nuestro arte contemporáneo, Nelson Domínguez, uno de los más prestigiosos y talentosos artistas cubanos, se suma a la propuesta con una versión de una obra ya conocida, Un cordel para la pintura cubana¼ aquí los elementos ya expuestos en el Museo Nacional de Bellas Artes ocupan su espacio. Bien conocido de quienes aprecian el buen arte, Ernesto Rancaño es garantía de pleno disfrute sensorial y profunda reflexión, Como herida es un ejemplo de esta afirmación. La presencia femenina en la muestra constituye un acierto, tres jóvenes creadoras, dos estudiantes y una egresada del Instituto Superior de Arte, ya dan de qué hablar y pensar tras su paso por diferentes espacios y eventos de las artes plásticas. Lorena Gutiérrez ejecutó una escultura en hierro y mármol, montura humanoide que constituye un ejemplo de obra que puede ocupar buen espacio en cualquier exigente salón de arte; por su parte, otra fémina, Mabel Poblet, se mantiene en la realización de obras que exigen de un amplio despliegue de ingenio, habilidad, sensibilidad y dominio técnico; completa esta tríada, Liang Domínguez Fong, que presenta Mujer Caracol, en la que demuestra que en la pintura resulta tan segura y diestra como en el grabado, sin olvidar su exitoso paso por el diseño de modas. Sándor González Vilar expone una escultura en metal y madera, con título de evidente alusión literaria, Esperando al Quijote. Su constante obsesión por los espacios habitacionales se refleja en esta ocasión con el quijotesco molino. Lí Domínguez, con la obra Diálogos comprimidos, de la serie Acordeones, demuestra su dominio técnico en una obra que destaca sus posibilidades creativas y añade un guiño lúdico con ese corazón latente. Enrique Wong presenta dos obras, Pavidez, una tela bien pintada, y Perpetua, estrella en una caja de luz, ingeniosa solución y ejecución. Raúl Castro Camacho, con la tela El ganador de la serie Entre muros, hace uso de elementos de un juego. El décimo de los participantes, alumno de San Alejandro, Nelson D. Landicani, participa con Retoño, una pieza ejecutada con los llamados materiales innobles con los que logra una composición poética.

 

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