A ello se sumó la contribución del maestro Frank Fernández,
magnífico en el Concierto no. 23 para piano y orquesta, de
Mozart, una obra en la que un ejecutante de tanta jerarquía encontró
el respaldo adecuado en la masa instrumental de la OSV. Por cierto,
Frank estaba en su ambiente: más allá de Mozart regresó al escenario
para reafirmar su versatilidad. También incitó a la OSV a la
interpretación del Concierto para oboe, de Marcello, toda vez
que en el colectivo se encontraba Jorge Alcarra, discípulo del
siempre recordado Lido Guarnieri, con quien el maestro cubano
compartió jornadas musicales durante su estancia en la Isla.
La batuta del maestro Ángelo Pagliuca se mostró espléndida y
exacta en la transmisión de los valores de cada una de las
partituras ejecutadas. Con una sólida formación académica y
presentaciones en importantes escenarios internacionales, demostró
su capacidad para conducir esta excelente masa orquestal. El
resultado sonoro se amoldó a sus exigencias. Fue particularmente
visible la alegría que lo embargó al dirigir Alma llanera, de
Pedro Elías Gutiérrez, cantándola con el público haciéndole coro y
despidiendo a la Sinfónica de Venezuela puesto de pie. Algo similar
había ocurrido con Moliendo café, de Hugo Blanco (arreglo de
Rafael Osuna).
En la presentación del programa, el profesor cubano Roberto
Chorens y Alejandro Ramírez, presidente de la Sociedad Orquesta
Sinfónica de Venezuela, destacaron la importancia del concierto,
pues coincidía con el 80 aniversario de nuestra Sinfónica, y los 50
años de vida artística de Frank. Ambos también coincidieron en
valorar el papel de la música como una buena vía para hermanar
pueblos.
La OSV se presentará el jueves 26, a las 9:00 p.m., en el Teatro
Sauto, de Matanzas, actuando como solista Jorge Alcarra; y el
viernes 27, a la misma hora, en el Teatro de la Universidad Central
Marta Abreu, de Santa Clara, con el guitarrista Flavio Salas como
invitado.