La Ley asesina cobra nuevas víctimas
Freddy Pérez Cabrera
Una vez más la asesina Ley de Ajuste Cubano y la doble moral del
gobierno norteamericano provocan la muerte de personas inocentes y
enlutan a la familia cubana. Ahora las víctimas resultaron, el niño
Jorge Luis Núñez Sánchez, de apenas 11 años, residente en la
comunidad rural de La Sierra, en el municipio villaclareño de
Encrucijada, y Yudersi Rosabal Rodríguez, natural de Sagua la
Grande.
Vivian
Sánchez lamenta la actitud irresponsable que ocasionó la pérdida de
su hijo.
Los hechos ocurrieron el pasado lunes cuando un grupo de 20
personas, procedentes de la provincia de Villa Clara, intentaron
salir clandestinamente del país estimulados por la Ley que establece
privilegios para los cubanos que logren tocar suelo norteamericano,
sin importar el alto costo en vidas humanas que tan irracional
política ha provocado en estos años.
Varias
veces la Oficina de Intereses de los Estados Unidos me denegó la
solicitud de visa, expresa Ramón Díaz Granado.
La acción punitiva de los traficantes fue mayor cuando
sorprendidos por nuestras autoridades se lanzaron sobre la precaria
embarcación donde marchaban las personas que iban a trasladar y
desalmadamente la hundieron para evitar la persecución y arresto, a
sabiendas de que las tropas cubanas se detendrían cuando cayeran las
personas al mar.
Me arrebataron al niño de las manos
Vivian Sánchez Cabrera llora desconsoladamente la pérdida de su
único hijo. El cargo de conciencia de haberlo arrancado de la
escuela, de sus amiguitos, y exponerlo a un peligro innecesario, sin
meditar las consecuencias de tan irresponsable actitud, no la dejan
vivir.
Miguel
Laureiro reconoce que tuvo que perder la vida un niño para tomar
conciencia de la locura que cometió.
"Llevaba a Jorge Luis muy apretadito a mí. Durante todo el
trayecto él era el centro de atención de todo el mundo. No se calló
un momento", expresa la madre.
"Yo lo tenía a mi lado en la parte delantera del bote cuando la
Cigarreta nos partió para arriba y viró la embarcación. El
salvavidas cayó por un lado y el niño fue arrancado de mis brazos.
No lo volví a ver", recuerda conmocionada Vivian.
"Perdí lo único que tenía en la vida, ya es tarde para
lamentarme. Debí pensarlo bien antes de cometer esta locura",
reconoce la mamá de la víctima.
Los vamos a matar a todos
Según señala Miguel Laureiro López, uno de los ciudadanos que
intentó abandonar el país, la operación fue coordinada con lancheros
de la Florida que se dedican al tráfico de inmigrantes, los que
cobrarían una cifra de 10 000 dólares por persona.
Así
quedó la pequeña embarcación tras ser embestida por la lancha
tripulada por los traficantes que lograron escapar hacia su guarida
en Miami.
"El sábado fuimos avisados del plan que se concretaría entre la
noche del domingo y madrugada del lunes", explica Laureiro, quien
acompañaba a Vivian Sánchez Cabrera, la madre del niño desaparecido.
"Nosotros estábamos internados en un cayo y como a las seis de la
mañana del lunes 16 llegó la embarcación encargada de trasladar a
Miami a las tres mujeres, 14 hombres y al menor que se encontraban
en la costa", explica Miguel, los que habían sido trasladados por un
chapín de madera de 5,60 metros de eslora hasta un punto ubicado a
16 millas de la playa Uvero.
Al verse sorprendidos por una lancha de Tropas Guardafronteras,
perteneciente al Destacamento de Isabela de Sagua, los dos
traficantes trataron de eludir la persecución, momento en que
embisten a la pequeña embarcación, sin importarles que en su
interior viajaran personas indefensas que podían perecer ahogados.
"Los vamos a matar a todos", exclamó uno de los lancheros en el
momento que consumaba la fechoría, recuerda Miguel Laureiro, un
médico veterinario formado por la Revolución, quien ahora lamenta la
irresponsable actitud asumida que costó la vida a dos personas,
incluyendo la de un niño y heridas graves a dos mujeres, una de
ellas con peligro para la vida.
En la Oficina de Intereses se ríen de nosotros
Ramón Díaz Granado salvó la vida milagrosamente al ser rescatado
por su nieto cuando prácticamente estaba ahogado. A sus 65 años
confiesa que fue un error muy grande de su parte emprender la
travesía que supuestamente lo conduciría al paraíso.
Varias veces había visitado a la SINA para solicitar visa con el
objetivo de ver a sus tres hijos, quienes radican en los Estados
Unidos, sin embargo, siempre recibía evasivas y falsas promesas por
parte de los funcionarios que allí laboran.
En su desespero, Ramón aceptó la propuesta de viajar de manera
ilegal y ahora lamenta las consecuencias de tan irresponsable
actitud.
Yo aconsejo a todo el que se sienta padre o madre que no cometan
la locura de embarcar a sus hijos en esta aventura. Es como
condenarlos a una muerte segura. Hay que ver la cara de asesinos que
tenían los traficantes y con qué ira le fueron arriba al barquito de
nosotros sin importarles que todos muriéramos ahogados, sugiere Díaz
Granado, quien reconoce que si la mayoría salvó la vida fue gracias
a la actitud serena y responsable de los combatientes de las Tropas
Guardafronteras.
"Ellos no perdieron un minuto en acudir a rescatarnos y llevar a
las mujeres heridas hasta la costa para que fueran atendidas en un
hospital", refiere Granado, un hombre que reconoce el error cometido
y la grandeza del país que pretendía abandonar, el que le salvó la
visión sin interesar costo alguno.
Los traficantes se comportan como una verdadera mafia y
únicamente les interesa el dinero, medrar con el tráfico de personas
sin importarles para nada el peligro a que exponen las vidas de
inocentes. |