Los volúmenes al cuidado gráfico de Carlos Alberto Masvidal
suelen seducir las pupilas del lector a primera vista. Cada una de
sus producciones lleva la impronta de la belleza, de su oficio y
talento. Por ello el otorgamiento del Premio Nacional de Diseño del
Libro 2007 a este artista —el cual se hará efectivo durante la fase
capitalina de la Feria Internacional del Libro Cuba 2008, en febrero
próximo— reconoce, con justeza, la obra de toda una vida.
Así lo tuvo en cuenta el jurado integrado por los artistas Arturo
Montoto y Rolando de Oraá, la editora Olga Marta Pérez, el poeta
Víctor Casaus y Fernando León Jacomino, vicepresidente del Instituto
Cubano del Libro.
En los últimos tiempos, Masvidal ha desarrollado una importante
labor en la definición de la imagen de Ediciones Boloña, de la
Oficina del Historiador de la Ciudad. Títulos como Fiñes,
Para no olvidar (que recoge la obra restauradora en La Habana
Vieja) y Cuba colonial: música, compositores e intérpretes,
de Zoila Lapique, constituyen joyas de la edición y el diseño.