Ligazón de arte y compromiso, el concierto ilustrativo para
estudiantes de escuelas militares cubanas, ofrecido esta semana por
el Teatro Lírico Nacional ,cobró vuelos de virtuosismo por parte de
sus intérpretes, quienes aportaron profesionalidad y entrega y
mostraron un panorama del género como parte de la cultura general e
integral que caracteriza la formación de los futuros cuadros de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias.
La mezzosoprano Lily Her-nández, en la habanera Car-men,
de Bizet, y Tengo un nuevo amor, de Ernesto Lecuona; el
barítono Waldo Díaz, en el aria Eri tu, de Un baiIe de
máscaras, de Verdi, y Dulce quimera, de Gonzalo Roig; el
bajo Marcos Lima, en páginas de Rossini y de nuestro Moisés Simmons;
las sopranos Conchita Franqui, experta en los decires de Gershwin, y
Vivian Pina, con piezas de Lecuona; y el tenor Rigoberto López, en
la popular Una furtiva lágrima, de Donizetti, llevaron el
peso del espectáculo. La voz humana y la escena lírica,
cumplió sobradamente su función pedagógica en este nuevo capítulo de
intercambio entre el Ministerio de las Fuerzas Armadas Re-volucionarias
y la institución lírica, que se remonta a más de dos décadas.
Momento culminante de emotividad fue la presencia de Venchi
Siromajova, criolla por voluntad propia y siempre dispuesta a
promover el arte lírico en nuevos auditorios.
El espectáculo, que incluyó a la Coral de Niños Cantores Líricos
del TLN, estuvo a cargo del maestro Pedro Arias Domínguez y contó
con la participación de los pianistas Pura Ortiz y Yaliev Álvarez.
Las FAR rindieron homenaje en esta ocasión al aniversario 45 del
Teatro Lírico Nacional.