KAZÁN,
Rusia.—"Aquella derecha tirada por un rival con quien había peleado
en ocasiones anteriores me convenció de que, a pesar de tener 15
triunfos, lo mío no era el boxeo."
Keibel Gutiérrez, a los nueve años de edad, le hizo una finta al
pugilismo, pero no había hallado la brújula que le indicara hacia
dónde dirigirse. "Antes de subir al ring, jugué primera base en el
béisbol. Después, en mi natal Villa Clara, practicaba tenis de mesa
dos horas por la tarde y otras dos en el voli. ¡Usted sabe, cuando
uno es chiquito quiere hacer muchas cosas al mismo tiempo!".
¿Siempre has sido tan inquieto?
Esa característica me impulsa, además he contado con el aliento
de la familia, y aprovechado las enseñanzas de los entrenadores.
Cumplí 20 años de edad, falta mucho por ver, el líbero de un equipo
tiene que adelantarse a las jugadas del contrario, y a veces pierdo
la concentración por estar pendiente de los demás compañeros.
¿Por eso fallaste al recibir el saque del ruso Poltavsky?
No lo creo. Ese hombre es un jugador fuerte, experimentado, para
no fallar era preciso adelantar el pie derecho y responderle su
saque rasante hacia la posición uno. No lo logré en algunas
ocasiones y marcó de forma consecutiva en momentos clave.
¿Imaginabas más fácil el camino del voli?
Fui atacador auxiliar, después acomodador, pero era muy bajito y
quería imponerme de cualquier manera. Ya como líbero sobresalí en
competencias infantiles, juveniles, incluso, participé en torneos
para voleibolistas menores de 1.85 metros de altura con éxitos en el
recibo y la defensa.
¿Problemas con el peso corporal?
Para nada. Tal vez no rebasaré el 1.78 m de estatura, trabajo
bastante la flexibilidad en función de la velocidad; respeto las
orientaciones del médico referidas a la comida para no pasarme de
70-72 kg de peso, pero si bajo de esas cifras pierdo efectividad.
¿Debutaste en esta Liga Mundial?
Entré en el grupo de 18 inscritos el año pasado, aunque no salí
al terreno. No estuve en el Mundial de Japón 2006, así que esta Liga
es el debut.
¿Qué esperabas de las series en Serbia y Rusia?
Llegamos bien preparados para al menos dividir en cada una. En
Serbia debimos ganar los dos partidos; frente a los rusos salió a
relucir nuestra inmadurez, cometimos errores en bolas fáciles.
¿En esos dos países la algarabía del público te perturbó?
Por el contrario, disfruto cuando veo el estadio repleto, si es
de cubanos mejor; pero si estamos de visitadores también resulta
agradable, aunque no paren de gritar a favor de los suyos.
¿Tu inspiración?
Mi madre, Margarita Torna, siempre apoyándome. No es la única
preocupada, también la abuela, una tía de La Habana y mi esposa, no
las puedo decepcionar.