Señora Presidenta, excelencias, jefes de Estado, jefes de Gobierno
y altos representantes de los Gobiernos del mundo:
Muy buenos días a todos y a todas.
En
primer lugar quiero invitarles con mucho respeto a quienes no hayan
podido leer este libro, a que lo leamos; Noam Chomsky, uno de los más
prestigiosos intelectuales de esta América y del mundo, Chomsky, uno
de sus más recientes trabajos: Hegemonía o supervivencia, hegemonía o
supervivencia, La estrategia imperialista de Estados Unidos. Excelente
trabajo para entender lo que ha pasado en el mundo en el siglo XX, lo
que hoy está pasando, y la más grande amenaza que se cierne sobre
nuestro planeta: la pretensión hegemónica del imperialismo
norteamericano pone en riesgo la supervivencia misma de la especie
humana.
Seguimos alertando sobre ese peligro y haciendo un llamado al
propio pueblo de los Estados Unidos y al mundo para detener esta
amenaza que es como la propia espada de Damocles. Yo pensaba leer
algún capítulo, pero, por respetar el tiempo, más bien lo dejo como
una recomendación. Se lee rápido. Es muy bueno, señora Presidenta.
Seguramente usted lo conoce. Está publicado en inglés, en alemán, en
ruso, en árabe, seguramente [aplausos].
Miren, yo creo que los primeros ciudadanos que deberían leer este
libro son los ciudadanos hermanos y hermanas de los Estados Unidos,
porque la amenaza la tienen en su propia casa; el diablo está en casa.
El diablo, el propio diablo está en casa. Ayer vino el diablo aquí
[aplausos].
Ayer estuvo el diablo aquí, en este mismo lugar. ¡Huele a azufre
todavía esta mesa donde me ha tocado hablar! Ayer, señoras, señores,
desde esta misma tribuna el señor Presidente de los Estados Unidos, a
quien yo llamo "el diablo", vino aquí hablando como dueño del mundo,
como dueño del mundo. Un psiquiatra no estaría demás para analizar el
discurso de ayer del Presidente de los Estados Unidos. Como vocero del
imperialismo vino a dar sus recetas para tratar de mantener el actual
esquema de dominación, de explotación y de saqueo a los pueblos del
mundo. Para una película de Alfred Hitchcock estaría buena; incluso yo
propondría un título: «La receta del diablo».
Es decir, el imperialismo norteamericano —y aquí lo dice Chomsky
con una claridad meridiana y profunda— está haciendo desesperados
esfuerzos por consolidar su sistema hegemónico de dominación. Nosotros
no podemos permitir que eso ocurra, no podemos permitir que se instale
la dictadura mundial; que se consolide, pues, que se consolide la
dictadura mundial.
El discurso del Presidente-tirano mundial, lleno de cinismo, lleno
de hipocresía, es la hipocresía imperial, el intento de controlar
todo. Ellos quieren imponernos el modelo democrático como lo conciben:
la falsa democracia de las élites. Y además un modelo democrático muy
original: ¡impuesto a bombazos, a bombardeos y a punta de invasiones y
de cañonazos! ¡Vaya qué democracia! Habría que revisar las tesis de
Aristóteles, ¿no? Y de los primeros que hablaron por allá en Grecia,
de la democracia, a ver qué modelo de democracia es ése, el que se
impone a punta de marines, de invasiones, de agresiones y de bombas.
Dice el Presidente de los Estados Unidos ayer, en esta misma sala,
lo siguiente: "Hacia dondequiera que usted mira, oye a extremistas que
le dicen que puede escapar de la miseria y recuperar su dignidad a
través de la violencia, el terror y el martirio". ¡Dondequiera que él
mira ve a extremistas! Yo estoy seguro de que te ve a ti, hermano, con
ese color, y cree que eres un extremista. Con este color, Evo Morales
—que vino ayer, el digno presidente de Bolivia— es un extremista. Por
todos lados ven extremistas los imperialistas.
No, no es que somos extremistas; lo que pasa es que el mundo está
despertando y por todos lados insurgimos los pueblos.
Yo tengo la impresión, señor dictador imperialista, de que usted va
a vivir el resto de sus días con una pesadilla, porque por dondequiera
que vea, vamos a surgir nosotros, los que insurgimos contra el
imperialismo norteamericano, los que clamamos por la libertad plena
del mundo, por la igualdad de los pueblos, por el respeto a la
soberanía de las naciones.
Sí, nos llaman extremistas, insurgimos contra el imperio,
insurgimos contra el modelo de dominación.
Luego, el señor Presidente vino a hablarles, así lo dijo: «Hoy
quiero hablarles directamente a las poblaciones del Oriente Medio, mi
país desea la paz...». Esto es cierto. Si nosotros nos vamos por la
calles del Bronx, si nosotros nos vamos por las calles de Nueva York,
de Washington, de San Diego, de California, de cualquier ciudad, de
San Antonio, de San Francisco y le preguntamos a la gente en las
calles, a los ciudadanos estadounidenses. Este país quiere la paz. La
diferencia está en que el Gobierno de este país, de Estados Unidos, no
quiere la paz, quiere imponernos su modelo de explotación y de saqueo,
y su hegemonía a punta de guerras. Ésa es la pequeña diferencia,
quiere la paz, ¿y qué está pasando en Irak?, ¿y qué ha pasado en el
Líbano y en Palestina?, ¿y qué ha pasado en 100 años, pues, en América
Latina y en el mundo? Y ahora las amenazas contra Venezuela, nuevas
amenazas contra Venezuela, nuevas amenazas contra Irán… Le habló al
pueblo del Líbano: "Muchos de ustedes han visto cómo sus hogares y sus
comunidades quedaron atrapadas en el fuego cruzado". ¡Vaya qué
cinismo!, ¡vaya qué capacidad para mentir descaradamente ante el
mundo! Las bombas en Beirut, lanzadas con precisión milimétrica, ¿son
fuego cruzado? Creo que el Presidente está pensando en las películas
del Oeste, cuando se disparaba desde la cintura y alguien quedaba
atravesado en el fuego cruzado. ¡Fuego imperialista, fuego fascista,
fuego asesino y fuego genocida, el del imperio y el de Israel contra
el pueblo inocente de Palestina y el pueblo del Líbano! ¡Ésa es la
verdad!, ahora dicen que sufren, que estamos sufriendo porque vemos
sus hogares destruidos.
En fin, el Presidente de los Estados Unidos vino a hablarles a los
pueblos, vino a decir, además —yo traje, señora Presidenta, unos
documentos, porque estuve esta madrugada viendo algunos discursos y
actualizando mis palabras—, le habló al pueblo de Afganistán, al
pueblo del Líbano: "Al pueblo de Irán le digo…, al pueblo del Líbano
le digo…, al pueblo de Afganistán le digo…". Bueno, uno se pregunta:
así como el Presidente de los Estados Unidos le dice "le digo…" a esos
pueblos, ¿qué le dirían esos pueblos a él, si esos pueblos pudieran
hablar?, ¿qué le dirían? Yo se los voy a recoger porque conozco a la
mayor parte del alma de esos pueblos, los pueblos del Sur, los pueblos
atropellados. Dirían: "Imperio yankee go home", ése sería el grito que
brotaría por todas partes si los pueblos del mundo pudieran hablarle a
una sola voz al imperio de los Estados Unidos.
Por eso, señora Presidenta, colegas, amigas y amigos, nosotros el
año pasado vinimos aquí a este mismo salón, como todos los años en los
últimos ocho, y decíamos algo que hoy está confirmado plenamente y yo
creo que aquí casi nadie en esta sala pudiera pararse a defender: el
sistema de Naciones Unidas, nacido después de la Segunda Guerra
Mundial —aceptémoslo con honestidad—, colapsó, se desplomó, ¡no sirve!
Sirve para venir aquí a dar discursos, a vernos una vez al año, sí,
para eso sí sirve; y para hacer documentos muy largos y hacer buenas
reflexiones y oír buenos discursos como el de Evo ayer, como el de
Lula, y muchos discursos, el que estábamos oyendo ahora mismo, del
Presidente de Sri Lanka y el de la Presidenta de Chile. Sí, para eso
sirve. Pero nos han convertido a esta Asamblea en un órgano meramente
deliberativo, meramente deliberativo sin ningún tipo de poder para
impactar de la más mínima manera la realidad terrible que vive el
mundo.
Por eso nosotros volvemos a proponer, Venezuela vuelve a proponer
aquí hoy, este día 20 de septiembre, que refundemos las Naciones
Unidas. Nosotros hicimos el año pasado, señora Presidenta, cuatro
modestas propuestas que consideramos de necesidad impostergable para
que las asumamos los jefes de Estado, los jefes de Gobierno, nuestros
embajadores, nuestros representantes, y las discutamos.
Primero, la expansión —ayer lo decía Lula aquí mismo— del Consejo
de Seguridad, tanto en sus categorías permanentes como en las no
permanentes, dando entrada a nuevos países desarrollados y a países
subdesarrollados, el tercer mundo, como nuevos miembros permanentes.
Eso en primer lugar.
En segundo lugar, la aplicación de métodos eficaces de atención y
resolución de los conflictos mundiales, métodos transparentes de
debate, de decisiones.
Tercero, nos parece fundamental la supresión inmediata —y eso es un
clamor de todos— de ese mecanismo antidemocrático del veto, el veto en
las decisiones del Consejo de Seguridad. Vaya un ejemplo reciente: El
veto inmoral del Gobierno de los Estados Unidos permitió libremente a
las fuerzas israelíes destrozar el Líbano, en el rostro, delante de
todos nosotros, evitando una resolución en el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas.
Y en cuarto lugar, necesario fortalecer —decimos siempre— el papel,
las atribuciones del secretario general de Naciones Unidas. Ayer nos
daba un discurso el secretario general, prácticamente de despedida, y
reconocía que en estos diez años el mundo lo que ha hecho es
complicarse, y que los graves problemas del mundo, el hambre, la
miseria, la violencia, la violación a los derechos humanos lo que ha
hecho es agravarse. Esto es consecuencia terrible del colapso del
sistema de Naciones Unidas y de la pretensión imperialista
norteamericana.
Por otra parte, señora Presidenta, Venezuela decidió hace varios
años dar esta batalla por dentro de Naciones Unidas, reconociendo
Naciones Unidas como miembros que somos, con nuestra voz, con nuestras
modestas reflexiones; una voz independiente somos para representar la
dignidad y la búsqueda de la paz, la reformulación del sistema
internacional; para denunciar la persecución y las agresiones del
hegemonismo contra los pueblos del planeta. Venezuela de esa manera ha
presentado su nombre, esta Patria de Bolívar ha presentado su nombre y
se ha postulado para un puesto como miembro no permanente del Consejo
de Seguridad. Vaya usted a saber: el Gobierno de los Estados Unidos ha
iniciado una agresión abierta, una agresión inmoral en el mundo entero
para tratar de impedir que Venezuela sea elegida libremente para
ocupar una silla en el Consejo de Seguridad; le tiene miedo a la
verdad, el imperio tiene miedo a la verdad, a las voces
independientes, acusándonos de extremistas. Ellos son los extremistas.
Yo quiero agradecer aquí a todos aquellos países que han anunciado
su apoyo a Venezuela, aun cuando la votación es secreta y no es
necesario que nadie lo anuncie. Pero creo que dada la agresión abierta
del imperio norteamericano, eso aceleró el apoyo de muchos países, lo
cual fortalece mucho moralmente a Venezuela, a nuestro pueblo, a
nuestro Gobierno. El Mercosur, por ejemplo, en bloque ha anunciado su
apoyo a Venezuela, nuestros hermanos del Mercosur —Venezuela ahora es
miembro pleno del Mercosur con Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay— y
muchos otros países de América Latina, como Bolivia; el Caricom en
pleno anunció su apoyo a Venezuela; la Liga Árabe en pleno anunció su
apoyo a Venezuela. Agradezco muchísimo al mundo árabe, a nuestros
hermanos de Arabia, esa Arabia profunda. A nuestros hermanos del
Caribe, de la Unión Africana: casi toda África anunció su apoyo a
Venezuela. Y países como Rusia, como China y muchos otros países del
planeta. Muchísimas gracias, a nombre de Venezuela, a nombre de
nuestro pueblo y a nombre de la verdad. Porque Venezuela, al ocupar un
puesto en el Consejo de Seguridad va a traer la voz no sólo de
Venezuela, la voz del tercer mundo, la voz de los pueblos del planeta,
ahí estaremos defendiendo la dignidad y la verdad.
Más allá de todo esto, señora Presidenta, creo que hay razones para
que seamos optimistas, irrenunciablemente optimistas, diría un poeta,
porque más allá de las amenazas, de las bombas, de las guerras, de las
agresiones, de la guerra preventiva, de la destrucción de pueblos
enteros, uno puede apreciar que se está levantando una nueva era, como
canta Silvio Rodríguez: «La era está pariendo un corazón». Se levantan
corrientes alternativas, pensamientos alternativos, movimientos
alternativos, juventudes con pensamiento distinto; se demostró ya en
apenas una década que era totalmente falsa la tesis del fin de la
historia, totalmente falsa la tesis de la instauración del imperio
americano, de la pax americana, la instauración del modelo
capitalista, neoliberal que lo que genera es miseria y pobreza, es
totalmente falsa la tesis, se vino abajo, ahora hay que definir el
futuro del mundo. Hay un amanecer en el planeta y se ve por todas
partes, por América Latina, por Asia, por África, por Europa, por
Oceanía.
Quiero resaltar esa visión de optimismo para que fortalezcamos
nuestra conciencia y nuestra voluntad de batalla por salvar al mundo y
construir un mundo nuevo, un mundo mejor. Venezuela se suma a esa
lucha y por eso somos amenazados.
Ya Estados Unidos planificó, financió e impulsó un golpe de Estado
en Venezuela y Estados Unidos sigue apoyando movimientos golpistas en
Venezuela y contra Venezuela, sigue apoyando el terrorismo. Ya la
presidenta Michelle Bachelet recordaba hace unos días —perdón, hace
unos minutos— el horrible asesinato del ex canciller chileno Orlando
Letelier; yo sólo agregaría lo siguiente: los culpables están libres y
los culpables de aquel hecho donde murió también una ciudadana
estadounidense, son norteamericanos, de la CIA, terroristas de la CIA.
Pero además hay que recordar en esta sala que dentro de pocos días
también se cumplirán 30 años igualmente de aquel hecho terrorista
horripilante de la voladura del avión cubano, donde murieron 73
inocentes, un avión de Cubana de Aviación, ¿y dónde está el más grande
terrorista de este continente y quien asumió la voladura del avión
cubano, como autor intelectual?
Estuvo preso en Venezuela unos años, se fugó, allá por complicidad
de funcionarios de la CIA y del Gobierno venezolano de entonces. Está
aquí viviendo en Estados Unidos, protegido por este Gobierno, y fue
convicto y confeso.
El Gobierno de los Estados Unidos tiene un doble rasero y protege
el terrorismo.
Estas reflexiones, para decir que Venezuela está comprometida en la
lucha contra el terrorismo, contra la violencia, y se une a todos los
pueblos que luchamos por la paz, y por un mundo de iguales.
He hablado del avión cubano, Luis Posada Carriles se llama el
terrorista, está protegido aquí. Como protegidos están aquí grandes
corruptos que se fugaron de Venezuela; un grupo de terroristas que
allá pusieron bombas contra embajadas de varios países, que allá
asesinaron gente durante el golpe de Estado, secuestran a este humilde
servidor y lo iban a fusilar, sólo que Dios metió su mano, y un grupo
de buenos soldados y un pueblo que se fue a las calles; y de milagro
estoy aquí. Están aquí, protegidos por el Gobierno de Estados Unidos
los líderes de aquel golpe de Estado y de aquellos actos terroristas.
Yo acuso al Gobierno de Estados Unidos de proteger al terrorismo, y de
tener un discurso totalmente cínico.
Hablamos de Cuba, venimos de La Habana, venimos felices de La
Habana, estuvimos allá varios días; y allí se puede ver el nacimiento
de una nueva era: la Cumbre del G-15, la Cumbre del Movimiento de los
No Alineados, con una resolución histórica: documento final —no se
asusten, no lo voy a leer todo—, pero aquí hay un conjunto de
resoluciones tomadas en discusión abierta y con transparencia por más
de 50 jefes de Estado. La Habana fue capital del Sur durante una
semana. Hemos relanzado el Movimiento de los No Alineados; y si algo
puedo pedir aquí a todos ustedes, compañeros y hermanos y hermanas, es
que le pongamos mucha voluntad para fortalecer el Grupo de los No
Alineados, importantísimo para el nacimiento de la nueva era, para
evitar la hegemonía y el imperialismo.
Y además, ustedes saben que hemos designado a Fidel Castro
presidente del Grupo de No Alineados para los próximos tres años, y
estamos seguros de que el compañero presidente Fidel Castro va a
llevar la batuta con mucha eficiencia. Para los que querían que Fidel
se muriera, pues, frustrados quedaron, y frustrados quedarán; porque
Fidel ya está uniformado de nuevo de verde oliva, y ahora no sólo es
el Presidente de Cuba, sino el Presidente de los No Alineados.
Señora Presidenta, queridos colegas, presidentes, ahí nació un
movimiento muy fuerte: el del Sur. Nosotros somos hombres y mujeres
del Sur, nosotros somos portadores, con estos documentos, con estas
ideas, con estas criticas, con estas reflexiones —que ya cierro mi
carpeta y el libro me lo llevo, no olviden que se los recomiendo
mucho, con mucha humildad—, tratamos de aportar ideas para la
salvación de este planeta, para salvarlo de la amenaza imperialista y
para que, ojalá pronto, en este siglo, no muy tarde, ojalá podamos
verlo nosotros y vivirlo mejor nuestros hijos y nuestros nietos: un
mundo de paz, bajo los principios fundamentales de la Organización de
Naciones Unidas, pero relanzada, relanzada y reubicada. Creo que a
Naciones Unidas tenemos que ubicarla en otro país, en alguna ciudad
del Sur, hemos propuesto desde Venezuela. Ustedes saben que mi médico
personal se tuvo que quedar encerrado en el avión, el jefe de mi
seguridad se tuvo que quedar encerrado en el avión: no les permitieron
venir a Naciones Unidas. Otro abuso y atropello, señora Presidenta,
que pedimos desde Venezuela quede registrado como atropello —hasta
personal— del diablo.
Huele a azufre, pero Dios está con nosotros. Un buen abrazo, y que
Dios nos bendiga a todos. Muy buenos días [aplausos y ovación].