Generales de estirpe mambisa

RENÉ CASTAÑO
rene.cs@granma.cip.cu 

Los hijos de Leocadio Ferrer y Rafaela Martínez heredaron el amor por una Cuba libre, de su abuelo Rufino Ferrer, capitán del Ejército Libertador a las órdenes de Antonio Maceo. Cuando en 1957 tres de los jóvenes Ferrer partieron con su padre a la Sierra Maestra para combatir a la tiranía, atrás quedaron las mujeres, los niños y las comodidades que una situación económica favorable aportaba a esta familia de Santiago de Cuba.

Foto: RAÚL LÓPEZLos generales de brigada de la reserva Harold y Arnoldo Ferrer (derecha) rememoraron su papel en las FAR.

La represión contra la familia de los alzados, ejercida por el ejército batistiano, fue inmediata. Quemaron sus casas y exterminaron el ganado. La madre y hermanos de Omar, Harold y Arnoldo, se vieron obligados a dispersarse para sobrevivir.

Los Ferrer participaron en varias acciones junto al Ejército Rebelde en las serranías orientales. Luego del triunfo revolucionario los tres hermanos cumplieron varias tareas asignadas por la nueva dirección del país, entre ellas las de dirigir divisiones de infantería motorizada. Además, su padre Leocadio, fue fundador del Ejército Occidental. Harold fue designado jefe de la Columna Número Uno Especial de Combate del Ejército Rebelde. Arnoldo partió a Minas de Frío, en Oriente, a cumplir una misión del Comandante en Jefe; a su regreso dirigió grandes unidades. Omar, ya fallecido al igual que su padre, fue jefe de una división.

INICIOS EN EL EJÉRCITO OCCIDENTAL

Para rememorar el trabajo desarrollado en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), casi 50 años después de tomar las armas por una causa justa, llegaron a la redacción de Granma los generales de brigada de la reserva Harold y Arnoldo Ferrer, quienes alcanzaron ese grado en reconocimiento a su labor desplegada en la institución.

Los hermanos Ferrer, quienes estuvieron vinculados al nacimiento del Ejército Occidental, extendieron su compromiso con las FAR, ya que también formaron parte de los ejércitos Central y Oriental.

Harold fue jefe de cuerpo de ejército en Las Villas, Camagüey y Holguín, y segundo jefe del Ejército Oriental.

Arnoldo dirigió las regiones militares de Ciudad de La Habana y Pinar del Río, y fue segundo jefe del Estado Mayor del Ejército Occidental, entre otras responsabilidades. Omar fue jefe de grandes unidades. Los tres hermanos cumplieron misión internacionalista en la República Popular de Angola.

La vinculación con los tres ejércitos fue un reto para los Ferrer. Gratos recuerdos los unen a cada uno de ellos, allí dejaron huellas de eficaz labor y camaradería, por lo que sienten gran satisfacción.

Con la creación del Ejército Occidental, rememora Harold, en ese territorio hubo cambios de estructura y de conceptos de lucha. Es entonces que se crean las divisiones, con gran cantidad de técnica, armamento y hombres. A partir de ese momento se hace necesaria una mayor preparación y disposición combativa, lo que exige un gran esfuerzo en el adiestramiento, para un mejor empleo de los medios.

Gran importancia le reconoce Arnoldo al mando del Ejército Occidental. "Ha alcanzado niveles como nunca antes en cuanto a disposición y preparación combativas, la preparación de jefes y oficiales y de Estados Mayores. Todo en correspondencia con las importantes misiones que este Ejército cumple, entre las que se destaca la defensa de la capital".

Como experiencia maravillosa definen la de haber trabajado, entre otros jefes, junto a personas de la talla del Comandante Guillermo García Frías, primer hombre que dirigió el Ejército Occidental y el general de cuerpo de ejército Leopoldo Cintra Frías, su actual jefe.

Como generales de la reserva los Ferrer sostienen contactos permanentes con el MINFAR y el Ejército, los cuales los mantienen actualizados del trabajo que se desarrolla en la preparación del personal para la defensa y la moder-nización del armamento. La estirpe mambisa heredada del abuelo Rufino se mantiene intacta.

 

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