Premio Casa de las
Américas 2005
Dos cubanas en primera
línea
Marylín Bobes en
novela y Teresa Cárdenas en literatura para niños y jóvenes
conquistaron los lauros en esta edición
Sonia
Sánchez
Las
cubanas Marylín Bobes y Teresa Cárdenas Angulo se alzaron con el
Premio Casa de las Américas 2005 en las categorías de novela y
literatura para niños y jóvenes, respectivamente, se conoció ayer
en la entrega de los lauros de la 46ta. edición del certamen, en el
que fueron evaluadas 582 obras concursantes.
Teresa Cárdenas, a la izquierda,
y Marylín Bobes.
Fiebre invernal, de
Marylín Bobes resultó, a juicio del jurado, una escritura tersa que
bajo su aparente sencillez esconde una notable complejidad textual.
Valiéndose del mundo fabular cubano, la narradora, quien había
obtenido el Premio Casa de cuento diez años antes, logró una
indudable contemporaneidad y un universo crítico e inquietante.
Sobre Perro viejo (novela
para jóvenes), de Teresa Cárdenas Angulo, la valoración concedió
importancia al tratamiento de una de las grandes heridas de historia
americana, la esclavitud. Es un tema no agotado, en un siglo XXI que
conoce nuevas formas de ese flagelo.
Canibalía,
canibalismo, calibanismo, antropología cultural y consumo en América
Latina, del colombiano Carlos Jáuregui, salió triunfante en
ensayo artístico-literario por trazar con aliento y autoridad las
recurrencias de esa figura en la cultura latinoamericana, desde
Cristóbal Colón hasta Caetano Veloso.
En el género de teatro
logró el premio Postal de vuelo, de Víctor Winer (Argentina).
Imagen de la devastación, del despojamiento, de la asfixia, sacude y
conmociona por la poética de sus textos en un marco de podredumbre y
de caída, estimó el jurado. Mantiene una constante tensión
dramática y nunca pierde su profundidad simbólica.
En literatura brasileña
el escritor de ese país, Alberto Mussa, fue laureado por O enigma
de Qaf por tratarse de una novela altamente elaborada desde el
punto de vista estético-literario, que revela amplio dominio del
lenguaje y gran originalidad en la exploración de estrategias
narrativas.
En la ceremonia fueron
otorgados también los premios honoríficos José Lezama Lima
(poesía), José María Arguedas (narrativa) y Ezequiel Martínez
Estrada (ensayo). El primero de ellos lo obtuvo la antología personal
En lo más implacable de la noche, de la uruguaya Idea
Vilariño por brindar en versos desolados, a la vez tiernos y
desgarradores, una de las más significativas lecciones existenciales
de la literatura de su país.
El José María Arguedas
recayó en Rubem Fonseca (Brasil) con el volumen de cuentos Pequeñas
criaturas, que aborda, con maestría, los pequeños dilemas de
seres insignificantes que revelan, sin embargo, otras profundidades,
en tanto el Ezequiel Martínez Estrada fue para Venezuela:
Investigación de unos medios por encima de toda sospecha, del
venezolano Luis Britto García, por su sagaz develamiento del papel de
los medios masivos de su país, y el modo en que estos,
paradójicamente, han secuestrado la libertad de expresión.
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