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16/03/2002
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Aniversario 45 del refuerzo de El Marabuzal

Una arriesgada operación que burló al enemigo y fortaleció la guerrilla

PEDRO MORA

"Hemos vuelto a ser casi tantos como los que fuimos cuando el Granma. No hay fuerza humana capaz de derrotarnos."

Grupo de combatientes del refuerzo de El Marabuzal. De izquierda a derecha, Nano Díaz, Orestes Álvarez, Raúl Perozo, Pepín Quiala, Miguel Ángel Ruiz Maceiras, Reynerio Jiménez, Alberto Vázquez, Pepín Lupiáñez y Abelardo (Furry) Colomé.

Esta sabia valoración del Comandante en Jefe cuando recibía el refuerzo de El Marabuzal el 25 de marzo de 1957 en la Sierra Maestra, quedaría demostrada en el decursar de los días y evidencia la trascendental importancia del grupo para el fortalecimiento de la guerrilla y el definitivo triunfo revolucionario.

El arribo de los combatientes, armados, uniformados y con determinadas provisiones, venía a materializar acuerdos emanados del encuentro que sostuvieran Fidel y Raúl con la dirección del Movimiento 26 de Julio entre el 16 y 19 de febrero de 1957 en la finca de Epifanio Díaz en el lomerio oriental.

En las conversaciones participaron junto a ambos jefes revolucionarios, Frank País, Armando Hart, Celia Sánchez, Haydée Santamaría, Faustino Pérez y Vilma Espín. Los temas abarcaron el apoyo priorizado del movimiento a la lucha guerrillera en las montañas, lo cual incluía el envío de un contingente armado de refuerzo en preparación por Frank en Santiago de Cuba, y las medidas que Celia debía adoptar en Manzanillo para garantizar su recibimiento y traslado a la montaña.

Durante este importante encuentro en la Sierra, Fidel conoce personalmente a Celia, la Heroica combatiente que en medio de la más elevada vigilancia enemiga y cruel represión había cumplido la difícil misión de garantizar la retaguardia guerrillera.

Teniendo en cuenta esas circunstancias, el refuerzo de El Marabuzal revitalizó la guerrilla y reforzó la confianza en el triunfo. Uno de los protagonistas principales, Felipe Guerra Matos, combatiente que desempeñó un papel relevante en esos días, expone sus vivencias:

"Yo había llegado de Río Cauto a Manzanillo en 1955 pues trabajaba en la comercial Cayamas S.A. Tan pronto arribé hice contacto con los compañeros del 26 de Julio. Muy especialmente con Nardi Iglesias, Beto Pesant, César Suárez, Lalo Vázquez, es decir un grupo de revolucionarios del Movimiento en Manzanillo."

En ese tiempo, "Guerrita" en coordinación con Caro Riera también llevó a la Sierra a través de la finca de Epífanio, el primer grupito de revolucionarios que envía Manzanillo a Fidel. "Era un grupo muy pequeño con armas disímiles, de poco calibre, pero fueron los primeros compañeros que llegaron a la guerrilla desde Manzanillo. Posteriormente contacté con la compañera Celia, quien acababa de llegar de la zona del desembarco del Granma y así comienzo a trabajar bajo sus órdenes, a recoger dinero con los arroceros y fui entrando en todas las actividades revolucionarias".

"Después de la entrevista del periodista Hebert Matthews el 17 de febrero de 1957 en la Sierra Maestra, recogí a los compañeros de la dirección del 26 de Julio, en la finca de Epifanio, los traje para Manzanillo y por la noche nos reunimos en mi casa. Frank me explicó que estaba en marcha una operación para enviar refuerzo de hombres y armas a la Sierra Maestra, en la cual yo tenía que participar junto con Celia. Explicó que sería más compleja que lo realizado por mí cuando la entrevista de Matthews".

¿Resultó usted el factor principal?

"Yo no fui el factor fundamental, yo formaba parte de una cadena, en la cual no hubo eslabones débiles, todos fueron fuertes. El factor en este caso fundamental, fueron Frank y Celia Sánchez. Ese papel en la historia les corresponde a ambos compañeros por su carácter, inteligencia, disciplina, organización, valor y temeridad."

Refiere que la idea inicial era llevar a los revolucionarios del refuerzo a una finca arrocera "pero falló y tuve que realizar consultas con la máxima dirección del Movimiento 26 de Julio en la provincia de Oriente, o sea, directamente con Frank".

"Me trasladé inmediatamente a Santiago de Cuba y el día 23 de febrero de 1957 en la casa de Duque de Estrada le expliqué a Frank País la situación. Las indicaciones fueron que consiguiéramos varias casas en Manzanillo para concentrar a los compañeros y así lo hicimos, bajo la acertada dirección de Celia".

Felipe Guerra Matos recuerda los cambios que se vio obligado a realizar el Movimiento 26 de Julio en Oriente para garantizar la operación de refuerzo, una vez conocida esta situación.

Movimientos detectados por el SIM en la ciudad y llegados a oídos de la dirección revolucionaria manzanillera influyen en la decisión de concentrar el refuerzo en la arrocera de Manuel Gutiérrez, donde era mayoral el hermano del revolucionario Héctor Llópiz, el cual jugó un papel importante.

Por distintas vías continuaron llegando desde Santiago de Cuba a partir del 27 de febrero, numerosos combatientes a la casa de Guerra Matos.

"Posteriormente eran trasladados en un pisicorre que yo tenía a El Marabuzal, donde Celia los recibía, los vacunaba y les entregaba útiles de campaña.

"A partir del día 27 se concentraron en aquel lugar alrededor de 60 compañeros, algunos enfermaron, otros los mandaron a buscar desde Santiago y en definitiva quedaron 52 en total."

Precisa cómo jugaron un papel fundamental y arriesgaron sus vidas quienes tuvieron la misión de trasladar a los jóvenes desde Santiago de Cuba: "especialmente Vilma Espín y Asela de los Santos hubo veces que dieron dos y tres viajes. También participaron Luis Felipe Rosell, María Julia, Anita Céspedes, Vivero Muñiz, Armando García y otros".

La operación, indudablemente, resultó muy arriesgada, pues se realizó a pocos metros de la carretera Manzanillo-Yara y cercana a la cárcel manzanillera. Allí también llegaron las armas desde la indómita ciudad.

"Frank vino vestido de camionero en un carro cargado de naranjas, con el chofer Juan José Otero, entre el seis y ocho de marzo, también venía Bebo Hidalgo. Entramos el camión en un almacén del molino arrocero donde yo trabajaba y le pusimos candado. Como a las doce del día echamos las armas en el camión de botar las cáscaras de arroz y entre Frank y yo las llevamos a El Marabuzal cerca de las nueve de la noche, pasando por el puesto de los vigilantes de carretera. Un guardia llamado Osorio me preguntó qué hacía y le respondí que iba a botar pajas de arroz."

Frank partió para Santiago de Cuba alrededor de los días 11 ó 12 y al llegar es detenido por las fuerzas de la tiranía y después puesto en libertad.

"El 13 de marzo ocurre el heroico asalto al Palacio Presidencial, se recrudece la represión y me veo obligado a adoptar una serie de medidas encaminadas a salir lo antes posible para la Sierra. Acordamos tener esperándonos dos camiones en la arrocera Roca y Álvarez y que yo llevara otro para transportar el refuerzo", precisa Guerra Matos.

No olvida que en la despedida del grupo de nuevos combatientes aquella noche lluviosa estuvieron presentes Armando Hart Dávalos, Haydée Santamaría y Celia Sánchez Manduley.

"A las ocho de la noche salimos de El Marabuzal y a las nueve estábamos montados en los camiones con el fin de llegar a medianoche a la finca de Epifanio Díaz. Transbordamos en un canal pero llovió fuerte y los carros se atascaron en la arrocera de Mario León y tuvimos que abandonarlos para seguir a pie internándonos por la finca de Luis Lao en la zona de Biajaca, cerca de Cayo Espino.

En días pasados, cuando visitó el mismo sitio donde se gestó la importante misión, Felipe Guerra Matos diría al periódico Granma: "Nos sentimos orgullosos y felices de que esa operación llegara al éxito y que el refuerzo como se había previsto lo recibieran Fidel y los demás combatientes, grupo que ayudó a formar la Columna Uno e impulsó a nuestro glorioso Ejército Rebelde. Fue para mí la misión más importante cumplida, entre todas las que me ha confiado la Revolución".

16/03/2002

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