Huellas del internacionalismo

Cubanos en Siria

Hace 25 años una agrupación de unos 800 combatientes cubanos marchó a solicitud del gobierno y pueblo de ese país árabe a cumplir una importante página de solidaridad

ju3-1.jpg (9592 bytes)ROGER RICARDO LUIS

Una llamada tan inesperada como urgente, sacó al joven teniente Vicente Díaz García de una reunión en el Comité Nacional de la UJC. La citación recibida era para presentarse de inmediato ante el jefe de la Dirección Política de las FAR. El encuentro fue breve y definitorio: ¿Usted está dispuesto a cumplir una misión internacionalista?

Hace 25 años una agrupación integrada por unos 800 combatientes cubanos marchó a Siria a cumplir la segunda misión internacionalista en composición de una unidad de combate de las FAR, tras la llevada a cabo en Argelia, en 1963.

Entre ellos estaba Vicente, quien fue al frente de la UJC de ese contingente militar. Por esos días, había sido promovido a la Sección UJC de la Dirección Política de las FAR por su labor destacada como secretario de esa organización juvenil en una importante unidad de infantería.

El hoy coronel y segundo jefe de la Dirección Política de las FAR, rememora esa página de la solidaridad militante:

¿Qué hechos en la arena internacional llevan al cumplimiento de esta misión internacionalista?

El ejército israelí desató, en 1967, un conflicto militar en el Medio Oriente con el cual ocupó territorios de sus vecinos árabes como sucedio con Siria. En 1973, se agudiza el conflicto. Es en ese contexto que las máximas autoridades de esa nación árabe solicitan a Cuba la cooperación militar que, en primera instancia, fue de pilotos de combate.
Tal petición podría afectar la disposición combativa de las FAR. Como muestra fehaciente de nuestra postura internacionalista, la dirección de la Revolución propuso el envío, en principio, de un batallón de tanquistas, lo cual fue aceptado de inmediato. Antes de nuestro arribo, Cuba había enviado una brigada médica. Su contribución es catalogada de muy valiosa durante las acciones combativas y después de éstas.

¿En que consistía la misión de los combatientes internacionalistas cubanos en Siria?

El desarrollo de las acciones militares (toda una guerra regular) aconsejó constituir una unidad de mayor envergadura, es decir, una Brigada, de manera que pudiera cumplir sus misiones de la manera más independiente y con éxito, y preservar al máximo la vida de los combatientes.

¿Cómo fue la selección de los combatientes?

Muy rápida. La participación fue bajo el principio de voluntariedad. Nadie dijo no. La mayoría fueron jóvenes que pasaban el Servicio Militar Activo. El primer grupo salió el 22 de octubre de 1973 y sobre el 15 de noviembre los hombres de las unidades combativas ya estaba en Damasco. El traslado se hizo por avión con absoluta discreción.

El Comandante en Jefe se reunió con todos los grupos antes de partir. El hizo un pormenorizado análisis de la situación de la guerra, de la importancia de la misión. Destacó la necesidad de actuar siempre con ecuanimidad, de actuar con inteligencia, en especial, en los momentos más difíciles, pues de ello muchas veces dependía la victoria y hasta salvar la vida. Y terminó diciendo la expresión de Martí "Patria es humanidad", la cual se convirtió en nuestro emblema.

Ya en Siria, ¿a qué nuevas situaciones se enfrentaron?

Lo primero fue organizar la brigada, integrada por tres batallones de tanques con sus correspondientes unidades de aseguramiento, salvo aquellas en las que se debía actuar en cooperación con las fuerzas sirias como artillería, defensa antiaérea e infantería. Fue necesario poner de alta la técnica entregada por los sirios, pues venía del frente. Eran tanques soviéticos del tipo T-54 y T-55 puestos en disposición combativa en tiempo récord por nuestra compañía de reparación.

En el mes de diciembre comenzamos un proceso de entrenamiento intenso. Estábamos en el desierto, en una etapa de frío muy intenso, hasta nieve, y un verano con un calor excesivo, había escasez de agua y el régimen de alimentación diferente, circunscrito a las posibilidades de un país en guerra.

Por ejemplo, los tanquistas no estaban acostumbrados a tirar en un entorno tan despejado, sin un contraste, sin apenas puntos de referencia. Eso se resolvió con mucho entrenamiento prácticamente a toda hora.

¿Cuándo pasan al frente de combate?

En marzo de 1974 estábamos en el frente, en su profundidad, como reserva del Alto Mando sirio. A mediados de abril, comenzamos a foguear a la tropa con el envío de las pequeñas unidades al borde delantero por espacio de 15 días.

Aunque en ese lapso había una tregua para negociaciones, sí se mantuvieron acciones caracterizadas por el cañoneo de posiciones, por lo que la participación consistió en formar parte de los duelos artilleros, en lo que fue nuestra principal acción en esa guerra hasta entrado el mes de junio en que se alcanzaron los acuerdos entre las partes contendientes.

Nosotros no tuvimos nunca una baja. Ello se debió a la disciplina, la cohesión, el grado de preparación alcanzados. Tras los referidos acuerdos, volvimos a nuestras posiciones iniciales, continuamos la preparación combativa hasta febrero de 1975 en que regresamos a Cuba.

¿Cuál fue la reacción del pueblo sirio ante los cubanos?

Aunque el contingente era pequeño con relación a los que había de otros países árabes, en la medida que se supo de la presencia cubana allí, el pueblo nos brindó una cálida acogida, aun con las barreras que supone el idioma.

¿Cuáles son los recuerdos más perdurables de esa época?

La preocupación permanente del Comandante en Jefe por todos nosotros. Recuerdo el profundo sentido de comprensión de todos los compañeros por la misión a cumplir, su sacrificio, el alto grado de compañerismo y solidaridad humana.

Más del 80 por ciento de los integrantes del contingente militar eran jóvenes, y aunque había una alta composición de militantes del Partido y la UJC, salvo tres de toda la brigada, los demás regresaron militando en una de esas organizaciones, incluso, hasta esos compañeros, en condiciones normales, hubieran alcanzado tan alto honor, lo cual prueba el rigor de esa selección.

Y entre todos nosotros puede hablarse de un antes y un después para ser mejores revolucionarios.

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