Poco brillo en la Liga Superior Femenina de Baloncesto

La tercera parada de la Liga Superior Femenina de Baloncesto comenzó este fin de semana en la sala polivalente Alejandro Urgellés, de Santiago de Cuba, y fiel a su guion de las anteriores etapas, Orientales y Occidentales avanzan, sin mayores contratiempos, camino a la discusión del cetro.

El desarrollo de este torneo ha quedado por debajo de las expectativas y, prácticamente, transita con la intención de cumplir un calendario. Nombres poco atractivos, discreto nivel de juego, escasa divulgación estadística, bajo seguimiento mediático, y nulo por parte de los aficionados, han lastrado lo que debería ser una «liga superior»

La existencia de la competición no garantiza su calidad ni su contribución al crecimiento del baloncesto femenino, en este caso; al contrario, un torneo mal gestionado puede generar un efecto contraproducente, desmotivando a las jugadoras, decepcionando a los aficionados y perpetuando una imagen de inferioridad.

Las deficiencias evidentes sobre el tabloncillo de juego sugieren un problema que va más allá de la simple falta de talento individual. Es probable que la planificación haya sido deficiente, sin una adecuada promoción para atraer público y generar interés mediático.

El torneo debe ser replanteado como una plataforma para exhibir el talento femenino, inspirar a las jóvenes y promover el baloncesto como una opción viable para las mujeres, en aras de revertir los resultados recientes que nos dejó este deporte en el pasado ciclo olímpico. De lo contrario, no solo estamos perjudicando a las jugadoras que participan, sino que revela una preocupante falta de visión estratégica.

Esto implica establecer objetivos ambiciosos y poner los pocos recursos que hoy tenemos en función de garantizar un espectáculo deportivo que logre atraer a las mejores jugadoras y genere interés para especialistas y aficionados. 

En definitiva, este torneo fallido debe servir como una llamada de atención. La evaluación deberá ser rigurosa después de finalizada la edición, para que, cuando salgan a la cancha los varones, tengan un torneo cualitativamente superior.