Defender la Revolución a través del arte es un acto de amor; y eso es lo que ha hecho la Jornada de la Canción Política durante 49 años, posicionándose como un espacio necesario para la salvaguardia de los valores culturales e ideológicos desde el arte.
Nacido en las entrañas de Guantánamo, el evento reúne a cantautores noveles y consagrados, poetas, artistas plásticos, caricaturistas, críticos e investigadores, para dialogar sobre el entorno sociocultural y político.
«Cada espacio teórico, exposición y presentación artística contribuye a enraizar los mejores valores cívicos y humanos; al apostar por la formación cultural, tanto de los artistas invitados como del pueblo que participa, en un ejercicio de retroalimentación y constante crecimiento», explicó a Granma, Dairon Martínez Tejeda, presidente de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en la provincia.
«Desde esta plataforma defendemos la voluntad de pensar la canción, el verso, pensar la vida. Y mantener un espacio que se erige como ejemplo de resistencia frente a la banalidad y el mal gusto», agrega el joven guantanamero.
Este año, el evento, organizado por la Asociación y la Dirección Provincial de Cultura, se dedica especialmente al aniversario 66 del triunfo de la Revolución Cubana; a la promoción de la canción de autor; y a figuras emblemáticas como Marta Valdés y Eduardo Sosa.
Sin embargo, esta edición no solo celebra –del 1ro. al 4 de agosto– un aniversario más; también celebra la terquedad de un arte que se niega a callar en tiempos de ruido e intentos por desacreditar la nación. Pero, ¿cómo ha logrado el evento mantener su relevancia por tantos años, en un contexto sociopolítico cambiante?
Al respecto, Dairon comenta que, cada año, el evento sirve como foro para debatir problemáticas que afectan tanto al arte como a la sociedad cubana: el rol de la mujer en la trova, el enfoque de género, la producción audiovisual, la discografía, la promoción y la figura del trovador. Son temas sobre los que jóvenes y veteranos construyen consensos, en un diálogo intergeneracional que enriquece esta expresión musical.
Pero, más allá de la canción, la Jornada ha evolucionado para integrar otras manifestaciones, como artes visuales, literatura, teatro y danza, convirtiéndose en «un festival de las artes, pero siempre con un marcado sentido político de toda la creación», afirma Martínez Tejeda, y aclara que ello «no significa que hagamos campañas, con eslóganes, ni consignas, sino que todo cuanto se hace es fruto del pensamiento y del amor por Cuba».
Bajo el amparo de los cinco mártires caídos el 4 de agosto de 1957 –Fabio Rosell, Julio Enrique Rodríguez, Gustavo Fraga, Abelardo Cuza y Jesús Martín–, este espacio se erige como «principal trinchera de resistencia y resiliencia para Cuba y el mundo», enfatizó Dairon, quien destacó que, en un contexto global con crecientes zonas de conflicto, sobresale la valentía de los músicos que usan su arte para la denuncia y la crítica. «El solo hecho de participar en el evento implica una postura política. Estar aquí supone ya un compromiso. Y los jóvenes están, esa es la mayor relevancia», asegura.
Entre las actividades programadas para esta 49 edición, preámbulo de medio siglo defendiendo la canción comprometida con la Revolución Cubana, resaltan los conciertos de artistas como Heidi Igualada, Rey Montalvo, Ariel Díaz, Fidelito Díaz, Alain Garrido; y jóvenes como Javier Zaldívar –vicepresidente de la AHS guantanamera–, Yamislay Matos y Roly Ávalos en la poesía.
Se presentará, además, la obra teatral El faro, por el grupo granmense Andante, que aporta el sensible tema de la migración. Se proyectará también el documental Marta Valdés: soberana del tiempo, de Raúl Nogués y Juan Carlos Travieso; y se inaugurará una exposición visual dedicada a Marta y a Sosa, con fotografías de momentos significativos de sus carreras.
La Jornada trascenderá los escenarios convencionales para ir a «donde más se le necesita», como un «acto público de transformación cultural, de orientación, de promoción, de diálogo y construcción», precisó Dairon. Llevarán el arte hasta la frontera con la ilegal Base Naval en Guantánamo; y a municipios como Niceto Pérez y El Salvador, así como a comunidades rurales con menor acceso a la producción artística contemporánea.
«No se trata de un mero acto de presentación, sino de retroalimentación. El trovador es ante todo una figura de pueblo que necesita de ese roce con la comunidad; todo eso crea una familiaridad necesaria para el sostenimiento espiritual de la gente y de la sociedad, en un país que tiene clara la importancia de la cultura para el sentimiento de nación», afirma Martínez Tejeda.
También se desarrollarán espacios teóricos, ofrecidos por Fidelito Díaz y el periodista Raúl Nogués; en los cuales abordarán la impronta de Sosa y Marta en la música cubana, su rol como formadores de generaciones y la situación actual de la promoción de la canción de autor.
«Esta última es una temática en la que todavía nos falta muchísimo por ganar», reconoce, apuntando a la necesidad de legitimar y dar a conocer a los noveles, a la mediana generación, y a quienes continuaron el movimiento de la Nueva Trova, más allá de los clásicos.
Este «vacío de conocimiento» limita la masividad de eventos como este, incluso entre estudiantes universitarios de carreras afines al arte y la literatura. «Hay que recordar que también la trova y la canción son de una forma u otra, literatura», concluye.












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