ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Norma Suárez, premio nacional de Edición 2019. Foto: Ariel Cecilio Lemus

Nos recibió en su «santuario»: un cuarto abarrotado de libros por todos los rincones; el nombre de Fernando Ortiz se podía leer a simple vista en varios tomos. Dice que es «optimista, alegre, apasionada», y que sus 81 años le parecen más bien 18. Esta mujer llena de vida ha dedicado alrededor de 50 años a editar libros, un trabajo «precioso, de mucha creación, amor y muy poco reconocido», pero esta vez ha sido galardonada con el Premio Nacional de Edición 2019.

Norma Suárez Suárez recuerda que, al recibir la noticia, lloró «muchísimo». «Es el momento más emocionante de mi vida, hablé con cada uno de los miembros del jurado. Lloré porque no pensé que me lo fueran a dar, porque yo no trabajo para premios. Era como una sensación de extrañamiento. Era otra persona».

Antes de llegar al universo de las letras fue operadora de larga distancia nacional, secretaria de la residencia oficial de protocolo, administradora de una granja de gallinas. Pero «la edición es el trabajo más lindo que yo he hecho en mi vida», insiste esta mujer, quien ha trabajado en libros de grandes figuras, como Rolando Rodríguez, Eduardo Torres-Cuevas y Eusebio Leal.

«En estos 50 años mis relaciones con los autores han sido magníficas. Cuando me dan un libro llamo al autor, me identifico y le pregunto hasta dónde puedo trabajar en su texto. Ahí comienza nuestro vínculo de respeto, porque cuando tomas un libro en tus manos, tienes años de investigación, trabajo y casi siempre de autoridades en la temática. Llegas a amar tanto al libro, te metes tanto en él, que te conviertes en una especie de coautora, pero tienes que tener mucho cuidado de no cambiar la idea. El autor siempre tiene la razón, no tú. Él es el dueño del libro y esa relación de respeto tiene que mantenerse todo el tiempo, por eso muchos autores se quedan agradecidos con nuestra labor». Esos libros en los que trabaja, los guarda como «reliquias en su “santuario”».

«Este es un trabajo de equipo donde participan el editor, el diseñador y el corrector; sin embargo, cuando el libro es bueno, se dice que el autor es maravilloso, pero detrás estamos nosotros y a veces el autor ni te agradece en público, entonces el trabajo del editor se conoce con las erratas, lo malo. Es terrible».

Apasionada de la lectura, la investigación bibliográfica, la exactitud en lo que se plantea, Norma Suárez comenzó como correctora y aprendió el oficio de la edición gracias a las enseñanzas de Rafaela Gladys Alonso, a quien le dedica su premio. La llamada «viuda de Ortiz», por su consagración a la obra del doctor, afirma haber descubierto «el mundo grande que es la cultura cubana a través de Fernando Ortiz». «Lo estudié profundamente y siempre fui su defensora, porque a él lo publicaban en el extranjero y aquí yo me demoraba mucho para conseguir que saliese un libro suyo.

«Yo solo espero poder contribuir a la cultura de mi país, por eso tengo claro que el editor tiene que amar lo que hace. Amarlo intensamente, porque es el intermediario entre el autor y el lector. Si tu trabajo es malo, el lector cierra el libro».

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tatiana moragues dijo:

1

11 de febrero de 2020

08:42:03


Felicidades querida Norma. Mucha alegria y satisfacción al saber a quien iba dedicado el Premio de Edición 2019. Mamá tambien estaría saltando de alegría. Soy la hija de Pilar Jiménez. Un abrazo amiga.

Gonzalo Moya Cuadra dijo:

2

11 de febrero de 2020

21:06:10


La cultura de Cuba es parte esencial de su desarrollo social. Enrobuena Norma Suárez !!!