El sector de la salud pública en Cuba constituye uno de los más afectados con la criminal política de bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos desde el 7 de febrero de 1962 a la Isla, y actualmente endurecida por la administración del presidente Donald Trump, 16 de junio último.

La afectación monetaria acumulada en esta área de la sociedad por la aplicación de la unilateral política asciende a 2 711 millones 600 000 dólares, y si analizamos el período del 1 de abril del 2016 al 31 de marzo del 2017, el estimado de los daños económicos se cuantifican en más de 87 millones de dólares, lo cual significa un incremento en más de 134 millones de dólares con respecto a igual período del año anterior.
Así lo expuso, en una audiencia pública celebrada en el Instituto Nacional de Oncología y Radiología (INOR) de La Habana, el doctor Jorge González Pérez, diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y Presidente de la Comisión Parlamentaria de Salud y Deporte.
Además, destacó que esas cifras no incluyen el daño real a la población cubana, principalmente en su impacto psicológico.
«Lo más importante es el daño moral, sentimental, de la calidad de vida de las personas que no se pueden contabilizar económicamente», afirmó González Pérez.

Subrayó también que las principales afectaciones causadas por la aplicación de la injusta política contra el pueblo cubano están dadas por las dificultades para adquirir en los mercados estadounidenses medicamentos, reactivos, piezas de repuesto para equipos de diagnóstico y tratamiento, instrumental médico, y otros insumos necesarios que permiten el mejor funcionamiento del sector.

«Debemos comprar productos para esta esfera en mercados tan lejanos como en China, lo cual conlleva una situación económica difícil en el embarque y la transportación, y por ende dificultades con la presencia en el país de ese medicamento por el tiempo que demora en llegar al Caribe. Esto obligó a aumentar la cantidad de almacenes para comprar más de lo necesitado y tener una existencia en la reserva para no carecer de los fármacos necesitados por nuestros enfermos. Muy distinto fuera si lo pudiéramos comprar en Estados Unidos».

Por tales razones elogió el esfuerzo de los médicos cubanos para enfrentar esas limitaciones e incrementar los años de vida de la población a más 79, y con una calidad reconocida a nivel mundial, clave en el éxito del sistema de salud cubano.
Con él coincidió la doctora Tania Crombet Ramos, directora de Investigaciones Clínicas del Centro de Inmunología Molecular (CIM), y quien explicó que las afectaciones del bloqueo a los centros científicos se pueden puntualizar en la imposibilidad de registrar los innovadores medicamentos cubanos en Estados Unidos, y de que pacientes norteamericanos no puedan tratarse con esos fármacos producidos en Cuba.
Mencionó la experta que hoy se realizan ensayos clínicos conjuntos bajo estrictas regulaciones aprobadas por los departamentos de Estado y del Tesoro de Estados Unidos, y con prohibiciones para acceder a productos diagnósticos y terapéuticos. Además, existen dificultades para cobrar la remuneración financiera por concepto de publicaciones científicas, así como en la comercialización de productos innovadores en ambos sentidos.

«En el año 2014, el instituto especializado en enfermedades oncológicas estadounidense nombrado Roswell Park, en New York, reconoció la validez de la data científica generada por el CIM. Quisieron tomar los resultados de las investigaciones para beneficiar a un grupo de pacientes. Ellos entraron en un proceso muy engorroso y sólo se logró una licencia para la investigación y no para la comercialización. O sea, sólo es posible la realización de un ensayo clínico en suelo norteamericano», comentó.
Ello significa, según refirió la doctora en ciencias, que el producto cubano se puede enviar hacia EE.UU., pero ellos no pueden transferir ningún equipo o tecnología que facilite la realización conjunta de investigaciones científicas. Esa licencia tampoco permite el intercambio de la gama técnica que se genere y los resultados deben discutirse bajo supervisión de abogados estadounidenses. Asimismo, se imposibilita el pago a la investigación y el CIM debe correr con todos los gastos del ensayo clínico.
La doctora Crombet Ramos listó más de 30 artículos científicos aceptados en publicaciones importantes del mundo que no han podido ser pagados a los autores cubanos. Los bancos, dentro y fuera del territorio de Estados Unidos se niegan a realizar ese tipo de transferencia, porque son perseguidos y multados. «Puedo mencionar nombres de bancos de Suiza, Egipto, India y otros que no aceptan una transferencia bancaria a Cuba. Ellos tienen miedo a sanciones del gobierno norteamericano», afirmó la científica cubana.

Similar criterio lo aportó Lorenzo Anasagasti Ángulo, vicedirector de Investigaciones del INOR, aseverando que el objetivo del bloqueo es dañar a Cuba, pero las afectaciones más sensibles se dan en pacientes oncológicos. Señaló que las enfermedades cancerígenas llevan un manejo complejo y demandan gran cantidad de recursos, por tanto quienes se dedican a esta rama de la medicina necesitan una permanente actualización de los conocimientos en el avance científico para ser más efectivos y eficientes en el trabajo.
«Para fines de octubre queremos celebrar en Cuba, el 1er Encuentro Cuba-Estados Unidos en radio terapia, organizado por las sociedades científicas correspondientes de ambas naciones. De 42 norteamericanos que habían confirmado su asistencia, ya recibimos la cancelación de 37. Todos han manifestado que el Departamento de Estado ha notificado a cada centro laboral de esas personas que desistan del viaje por ser un lugar inseguro, en el cual es imposible garantizar la protección de los estadounidenses. Algo totalmente falso».

También manifestó que el pasado año, optó por asistir a un evento patrocinado por el Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos, para conocer experiencias sobre la prevención de la enfermedad, empleando métodos modernos de biología molecular y genómica, lo cual conlleva un mejor pesquisaje y diagnóstico de los pacientes oncológicos. A pesar de ser aceptada su solicitud le prohibieron participar y los organizadores del evento le comunicaron que a los cubanos radicados en la Isla se les prohíbe participar en esos encuentros científicos.
El doctor Jesús de los Santos Renó, vicedirector Docente del INOR y especialista en oncopediatría, se refirió a la imposibilidad de realizar la braquiterapia ocular en el tratamiento de niños enfermos de retino plastomas, porque prohíben vender a Cuba reactivos especiales. «Hoy esta enfermedad se trata con radioterapia externa y las consecuencias a largo plazo es que en este grupo de niños supervivientes es donde más segundos cánceres se generan.
«Además se dan deformaciones faciales, porque el tejido en el rostro se atrofia y no reproduce nuevas células, por lo que las personas sufren de daños psicológicos graves.
«El bloqueo es una historia que nos afecta y debemos denunciarla en todos los escenarios posibles».
Mayelín Jiménez dijo que su hijo de siete años necesita de medicamentos muy específicos que no existen en la mayor de las Antillas, sin embargo el Estado cubano se esfuerza para garantizarlos y ofrecerlos gratuitamente a su niño y a todo aquel que lo requiera. «Doy fe de la atención esmerada del personal del INOR a los infantes, sus acompañantes y familiares. Se les asegura la alimentación balanceada, avituallamiento, y me molesta que exista una política de bloqueo para perjudicar a nuestro pueblo y principalmente a los enfermos», advirtió.

Mientras Ariadna Palmero, alumna de segundo año de la carrera de Medicina en la facultad habanera Comandante Manuel Fajardo, comentó de sus deseos de intercambiar con los estudiantes de otras universidades del mundo, en especial con los de Estados Unidos.
«El bloqueo nos afecta la posibilidad, a pesar de toda la bibliografía a nuestro alcance, de poder acceder a libros novedosos y actuales. La mayoría están en idioma inglés y no los poseemos porque la conectividad para acceder a la internet es baja e imposibilita descargar textos pesados. Igual existen páginas bloqueadas para los internautas cubanos».
La doctora en Ciencias de la Comunicación, Isabel Moya, directora de la Editorial de la Mujer, confesó padecer de cáncer de mama y condenó enérgicamente la existencia del criminal bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, porque ella tuvo la experiencia de necesitar un análisis molecular muy específico, llevado a efecto por amigos solidarios del mundo que no podría nombrarlos, pues pudieran recibir sanciones.
«Gracias al talento y la creatividad de mis médicos, aún estoy viva y con deseos de aportar más a la sociedad», añadió.
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Miguel Angel dijo:
1
22 de octubre de 2017
08:19:13
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