Quiere vivir

Desde la desdicha que emana de su historia real, el filme Quiere vivir termina convirtiéndose en algo más que un canto a la esperanza, gracias a la voluntad de lucha de un hombre a quien desde niño se le diagnostica parálisis cerebral y, como consecuencia, una incapacidad absoluta para comprender lo que sucede a su alrededor.

El cine polaco vuelve a demostrar solidez con este filme dirigido en 2013 por Marcel Pieprzyca y que próximamente estrenará el canal Cubavisión. Cierto que no faltan cintas sobre minusválidos –a Hollywood le encantan y ha realizado algunas buenas–, pero cuando creemos  que el tema ha sido demasiado explotado (y hasta estropeado), puede aparecer otra con singularidades muy propias que la hacen distinguirse.

Przemek se nombra en la vida real el hombre a quien los médicos califican desde niño  de simple vegetal, y Mateusz el personaje que lo encarna  en pantalla. Solo que los padres de este condenado por la naturaleza no pierden la esperanza de que su hijo posea un razonamiento detrás de su apariencia disminuida, y desde muy pequeño lo crían explicándole el mundo que gira alrededor  de ellos;  escenas conmovedoras en las que puede interpretarse un homenaje a quienes han dedicado una vida entera a crecer y pelear por el crecimiento humano de sus muchachos.

Un tema difícil que el director Marcel Pieprzyca puntea con el equilibrio necesario para descartar el  dramatismo excesivo de una historia trágica, de la que también  emanan escenas tan divertidas como luminosas acerca del sentido de la vida y del valor de no rendirse jamás.

Papel exigente el de Mateusz para su protagonista, Dawid Ogrodnik, por cuanto solo puede expresarse mediante la gestualidad, mientras su  universo íntimo lo transmite su voz en off: apreciaciones serias, cáusticas, sarcásticas, todo un muestrario de razonamientos y emociones muy bien asumidos igualmente por Kamil Tkacz en la piel del personaje, ya niño; ambos arrastrándose por el piso a la búsqueda de una sofá que les permita  trepar  a una ventana que  los pondrá en contacto visual con el mundo exterior.

El filme ha sido aplaudido por espectadores de diversas partes del mundo y ello  se debe  a que su historia, y Mateusz en particular, resultan   un excelente pretexto para preguntarnos acerca de asuntos esenciales como la vida, la muerte, la fe, el amor, las relaciones con aquellos que nos rodean, vínculos que pueden ser –como la misma película– cómicos  y trágicos a la vez.

Mateusz, que  nació con una adversidad terrible, no solo quiere vivir, como indica el título del filme, sino  que pretende comunicarse y que todos sepan a los cuatro vientos que, junto a  vivir, quiere también reírse y amar, y sentir el impulso de la atracción sexual al lado de las bellas y originales mujeres que el director le hace conocer a lo largo de su lucha, un verdadero canto vital, que bien pudiera servir de lección a aquellos que, en perfectas capacidades físicas y mentales, no saben qué  van a hacer con su existencia.